Familia

“Empecé con una vitrina y algunas golosinas”, revela emprendedora del Rímac

Tras la pérdida de su esposo, Rosa Herrera dejó su carrera como ejecutiva de ventas y decidió empezar de nuevo con una pequeña tienda en la puerta de la casa de sus padres, en el Rímac.
Bodeguera abrió su negocio en el Rímac para sacar adelante a su hijo. Foto: Lenin Tadeo / Exclusivo Trome.

Dicen que la verdadera esencia de las personas se puede ver en los momentos más duros. Y si hay alguien que lo confirma es Rosa Herrera (33), una madre de familia que, tras la muerte de su esposo, se secó las lágrimas, renunció a su trabajo y se la jugó con todo por su bodega Gabriel en el Rímac.

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“Tener mi bodega me ha dado la oportunidad de estar con mi hijo en los momentos difíciles y verlo crecer. Además, el hecho de haber trabajado como ejecutiva de ventas en una empresa grande me ayudó a fortalecer mis habilidades como vendedora. Soy una máster”, indica con una sonrisa la comerciante, que empezó en el rubro hace tres años, con una vitrina sobre una mesita en la puerta de la casa de sus padres.

En la bodega Gabriel nadie se queda con las ganas de comprar algo porque hay de todo un poco. Abarrotes, golosinas y bebidas, así como verduras y frutas fresquitas que ella misma compra en el Mercado Central en la avenida Caquetá.

Rosa Herrera tiene su local en el distrito del Rímac. Foto: Lenin Tadeo / Exclusivo Trome.

“Ahora que está haciendo más frío, hay más rotación de verduras, sopas instantáneas y chocolates. Por el contrario, la venta de gaseosas baja”, refiere.

“Abro la bodega a las 6 de la mañana y cierro a las 11 de la noche, pero mis vecinos y clientes saben que pueden venir a cualquier hora o escribirme un mensaje con su lista de compras”, comenta.

DIGITALIZADA

En su tienda se puede pagar con billeteras digitales y pronto habilitará un agente bancario.

Para Rosa, el valor diferencial de su negocio es la buena disposición que tiene para atender a los clientes, porque tal como ella lo dice, ‘no hay cliente malo, solo vendedoras con poca paciencia’.

“Una buena bodeguera debe tener estas tres cualidades: gran capacidad de convencimiento (para enganchar a los clientes), trato amable y cordial (porque muchas veces regresan por la buena atención y no tanto por el precio), y ganas de innovar”, agrega.

Rosa Herrera tiene su local en el distrito del Rímac. Foto: Lenin Tadeo / Exclusivo Trome.

CUATRO TIPS PARA ELEGIR BUENOS PROVEEDORES

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