El escritor peruano Julio Ramón Ribeyro, uno de los mejores cuentistas de la literatura latinoamericana, nació el 31 de agosto de 1929 y murió el 4 de diciembre de 1994, hace 31 años. Conozcamos algunas de las anécdotas del autor de ‘Los gallinazos sin plumas’.
Hincha de Universitario de Deportes, de joven tenía por ídolo al histórico Lolo Fernández, goleador a quien iba a ver jugar en el viejo Estadio Nacional. En el cuento ‘Atiguibas’ habla de la pasión por el balompié.
Una anécdota que él mismo contó fue la vez en que, en uno de sus primeros retornos de Europa a Lima, alumnas de un colegio estatal lo entrevistaron.
Habló generalidades y al final ellas le regalaron lapiceros y cintas de máquina de escribir para que ‘pueda seguir escribiendo’ y, en sus propias palabras, eso lo alentó como escritor.
Se equivocaron de foto
En una charla ofrecida por Fernando Ampuero en el año 2009, este contó que estando en París, Ribeyro logró que una importante editorial tradujera sus cuentos al francés, pero cuando el libro llegó a sus manos, el narrador peruano palideció.
“La editorial había cometido un grave error: equivocó la foto del autor. En vez de su rostro, imprimió el retrato de un individuo de raza negra, un escritor africano de idioma portugués que tenía su apellido”.
Luego de pensarlo y encontrar las palabras correctas para evitar malentendidos, pidió a la editorial que “por favor, si es que no era molestia, corrigieran el error”. Y lo logró.
Ganó peso con cucharas y cucharitas
Convaleciente en un hospital público de Francia, tras ser operado de cáncer al estómago, robó cucharas y cucharitas de metal que colocó en los bolsillos de su bata para pesar más en los controles en la balanza.
Así consiguió ser trasladado a un pabellón con más comida y reservado para pacientes que mejoraban al tener más peso.
Robaron su busto de bronce
Apenas unos días tras ser develado su busto de bronce en Miraflores, unos drogadictos lo robaron y todo indica vendieron el metal al peso.
Un nuevo busto de Julio Ramón Ribeyro sustituyó al primero, pero con la particularidad de que se trata de una réplica de cemento pintado de ese color para evitar que sea robado otra vez.
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