
Grace, de 70 años, tenía problemas con la digestión; alternaba fases de estreñimiento y de diarrea, ambas asociadas al dolor; sufría periodos de flatulencia con el abdomen distendido y no podía comer de todo porque muchos alimentos le caían mal. Le sugerí que consumiera probióticos y Grace mejoró.
En el cuerpo tenemos microorganismos ‘buenos’ que son bacterias y hongos que viven con nosotros, a los que antiguamente se les conocía como flora intestinal y ahora se les llama microbiota.
Estos muchas veces son desplazados por bacterias malas que ocasionan trastornos digestivos.
Los probióticos son bacterias vivas, que se consumen artificialmente y tienen beneficios para la digestión y la salud.
Usualmente, se da un desequilibrio entre las bacterias buenas y las malas, y los probióticos ayudan a las buenas a realizar su trabajo. Los probióticos son aliados invisibles de la salud en el adulto mayor.