POR: MIGUEL RAMÍREZ / Periodista de investigación
La libertad concedida a Osmán Morote Barrionuevo –el exnúmero 2 de Sendero Luminoso, la organización terrorista que causó miles de muertes y millonarias pérdidas económicas al país– conmociona a los peruanos, principalmente a los que vivimos aquellos años de sangre y terror.
Se trata de la liberación del primer dirigente histórico de alto vuelo que saldría a la calle, aunque estará bajo arresto domiciliario. Lo mismo ocurrirá con Margot Liendo, quien también integró el Comité Central de SL.
Morote fue sentenciado a 25 años por terrorismo y aún tiene pendiente un par de procesos, entre ellos la masacre de Soros. Se le acusa de ser el autor mediato de la muerte de 104 personas de esa comunidad campesina ayacuchana, ocurrida en 1984.
En los años ’80, Morote era el brazo derecho de Abimael Guzmán. Sus correrías acabaron el 11 de junio de 1988 cuando la policía antiterrorista lo capturó en una vivienda ubicada a pocas cuadras del Palacio de Justicia y una comisaría, en pleno corazón del Centro de Lima.
Pese a los 30 años de estar preso, ¡Morote no muestra una pizca de arrepentimiento! El año pasado, en una entrevista concedida a la revista ‘Caretas’, dijo textualmente: “La prisión es dura, pero jamás nos someterá, menos debilitará nuestra profunda convicción de que el futuro pertenece al proletariado y al pueblo”.
¿Qué hará cuando salga?, le preguntaron. “Resolver las situaciones personales. Retomar vínculos con familiares y amigos, y con mi universidad, la de Huamanga, buscando concluir tareas pendientes”, respondió.
Varios políticos han salido a cuestionar la libertad de Morote, pese a que le corresponde por los años de prisión que ya cumplió, según lo dicho por el propio presidente de la Corte Suprema, Duberlí Rodríguez.
En lugar de eso, el mandatario Martín Vizcarra debe exigir a los servicios de inteligencia activar sus alertas ante el anuncio de Morote de que concluirá sus ‘tareas pendientes’. El dirigente senderista ha expresado su apoyo abierto al Movadef, el hoy brazo político de Sendero Luminoso, que impulsa la libertad de Abimael Guzmán.
Por cierto, la Universidad San Cristóbal de Huamanga, donde Morote dice que retomará sus vínculos, es clave. Pocos recuerdan que en 1962 Efraín Morote Best, el padre de Osmán, fue quien le abrió las puertas a Abimael Guzmán para que organizara su proyecto sanguinario.
En su libro ‘Abimael, el Sendero del terror’, el periodista Umberto Jara cuenta que, cuando fue nombrado rector, Morote padre priorizó las tareas proselitistas por encima de la formación profesional. Su objetivo era crear una masa estudiantil marxista capaz de impulsar “una revolución popular para traer abajo el estado burgués”.
Efraín Morote pagó caro sus ideales mesiánicos. No solo su hijo terminó preso. Lo mismo ocurrió con su nieta, Elena Morote Durand, quien fue capturada con explosivos en 1991.
Las autoridades ya están avisadas. Nos vemos el otro martes.
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