El fotógrafo Gary llegó al restaurante por unos sabrosos tallarines al pesto con su churrasco a la inglesa y su jarrita de emoliente calientito para bajar la grasita.
“María, llegué temprano a la Redacción y me encontré con el legendario periodista de policiales ‘El Sonámbulo’. ‘Gary, tú sabes que las bandas de extorsionadores se asentaron en Trujillo y Chiclayo. En los penales de El Milagro, en la ‘Ciudad de la primavera’ y, sobre todo, en el peligroso penal de Picsi, en la ‘Capital de la amistad’.
Justamente, en el operativo ‘Norteño 2019’ se descubrió decenas de celulares, utilizados para extorsionar a miles de empresarios en todo el país. Lima, Huacho, Huamachuco, Chimbote, Trujillo y Chiclayo eran las ciudades desde donde los delincuentes llamaban a las víctimas, a las que previamente les habían hecho ‘reglaje’.
“Sabemos dónde estudia tu hija y a qué discoteca va tu hijo. Paga diez mil soles o sino los secuestramos”, amenazaban. Los criminales tenían una lista de ¡¡cuatro mil empresarios o comerciantes!! Gracias a los GPS de los celulares se descubrió que las llamadas provenían de los centros de reclusión. Uno se pregunta, si se han adquirido costosos bloqueadores de celulares, ¿cómo así los delincuentes siguen burlándose de la ley en la cárcel?
Gary, en la notable serie argentina ‘El Marginal’, de Netflix, se recrea cómo operan estas bandas de extorsionadores. Ellos tenían una celda especial, acondicionada para realizar sus fechorías. La llamaban ‘Call Center’. Esa banda también tenía una lista de personas a las cuales extorsionaban. Se parecía a una prisión nacional. El ‘taita’ era ‘El Sapo’, un tipo obeso y psicópata asesino. Dominaba en el penal el tráfico de drogas, la prostitución y cualquier negocio ilegal. Claro, iba a ‘medias’ con el alcaide, un siniestro personaje. Resulta que en una de esas extorsiones a una viejita millonaria, esta no pudo resistir la noticia de que habían secuestrado a su hija y murió de un infarto.
La policía descubrió que la llamada que mató a la anciana se hizo desde el penal donde estaba recluido ‘El Sapo’. Ahí empieza una lucha de poder entre el alcaide y el peligroso ‘taita’, y para ‘apretar’ al alcaide le dinamitan su carro. Pero el director del penal, que era un delincuente con corbata, se asocia con otro recluso, un narcotraficante con cojones apodado ‘Borges’.
Le pide que liquide a ‘El Sapo’ y que sea el nuevo amo de la prisión, pero eso sí, todos los negocios a medias. Acá la policía debe infiltrarse en los penales para descubrir a los malditos extorsionadores. Estoy seguro que así se reduciría la delincuencia”. Pucha, ese señor, ‘El Sonámbulo’, es un gran periodista. Me voy, cuídense.