Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por una cachemita frita con su arrocito blanco, salsa criolla y papa sancochada. Para tomar pidió un juguito de papaya. “María, como tú sabes, tuve la suerte de que Dios me diera hijas mujeres, pues cuando estoy en casa me siento como un rey mimado por ellas y mi esposa.
Pero así como me siento bendecido, también estoy un poco preocupado por la forma en que se comporta la juventud de ahora, en especial las chicas. En mi época, uno solo se hacía amigos de la gente del barrio, del colegio, del trabajo o la universidad. Raro era que gente extraña integrara nuestro grupo, salvo que hubiera sido presentada por uno de nosotros. Pero ahora todo es diferente con esto de las redes sociales y las relaciones a distancia, mucha gente hace amistad con extraños y hasta se casa. Yo esto no lo apruebo.
Uno no puede exponer su vida de esa manera, pues nunca podemos saber de antemano cómo es esa persona. En las redes sociales se esconde mucha gente mala, psicópatas, asesinos y ladrones. Leo lo que le ha pasado a esta chica Sheyla Mayumi y se me escarapela el cuerpo de pensar que una de mis hijas pase por una situación así.
Los padres debemos guiar a nuestros hijos sobre la base de la experiencia que tenemos de la vida. Alertarlos de los peligros de la calle. Evitar que se arriesguen, pues los jóvenes en realidad se creen inmortales y que nada les pasará.
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