El Chato Matta llegó al restaurante por una poderosa jalea de mariscos, ajicito molido y una limonada heladita. “María, me llamó el gran Pancholón para encontrarnos en el club Lawn Tennis. Cuando llegué estaba con sus amigos, ‘los sobrevivientes’, como les dice de cariño. En la cámara de vapor acaparó la atención. ‘El viernes fui al estadio Monumental a ver a la selección que empató con Chile, horrible el partido, pero estoy en las buenas y en las malas con la Blanquirroja, así que me voy a Argentina, a la mítica Bombonera donde ‘Cachito’ Ramírez hizo dos golazos y eliminó a los gauchos para el Mundial México 70. Me va a recibir en el aeropuerto de Ezeiza la gente de la agrupación Sentimiento Peruano, comandada por su presidente Elvis Sánchez. Y para calmar mi estado de ánimo por no haber ganado a Chile bajé a ver a la Orquesta N’Samble, que me dedicó un tema. ‘El rey de las aventuras, el maestro Pancholón, ahora se nos va para Argentina...’. Y arrancaron con la canción: Una aventura más, una aventura más, una aventura del amor, una aventura con dolor, ya no soy nada sin ti...’.
Pancholón tenía embobados a los sauneros del Lawn Tennis. ‘Al país de Maradona, de Messi, del gordo Porcel, he viajado infinidades de veces. He tenido muchos romances, pero me acuerdo de una cuando relataba un partido de Copa Libertadores. Año 96, cuando Cristal perdió con River Plate 5 a 2 con dos goles de Hernán Crespo. En mi cabina de transmisión estaba conmigo no una argentina, sino una hermosa uruguaya a la que había conocido en la Copa América de Uruguay en el año 95. Ella era de Tacuarembó, y le dije que vaya a Montevideo y de ahí tomara un ferry o buque bus para Buenos Aires, que me costó ida y vuelta 120 dólares. La charrúa estaba embelesada conmigo, por la forma cómo relataba los goles, todo exótico ‘y gol y gol y golllllllll y gol, mamita, mi Perúuuuuu’. Ese día tuve que narrar las siete anotaciones. Por Cristal convirtieron Solano y Julinho, y al término del partido nos fuimos a Puerto Madero, donde hay muy buenos restaurantes, a comer una parrilla con su vinito. Y mi uruguaya me dice ‘quiero que me relates un gol a la uruguaya entre cuatro paredes’. Nos fuimos a mi hotel, donde dejé bien a los peruanos con mi famoso ‘salto del chanchito’, que es internacional. Lo malo es que la tóxica me llena de mensajes de wasap: ‘viejo falso, mentiroso, cochino, maldito’”. Asu, ese señor Pancholón es un sinvergüenza. Va a terminar viejo y solo. Me voy, cuídense.
Cuidado con la asfixia en niños pequeños
Contenido GEC