Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por una espectacular papa rellena con arrocito blanco, salsa criolla y rocoto molido. Para tomar pidió una jarrita con emoliente. “María, en las últimas semanas se ha visto los casos de ancianos extraviados y que son buscados por sus familiares con avisos en las redes y carteles pegados en la calle.
Los adultos mayores, a medida que pasa el tiempo, se ponen como niños, son frágiles, tienen rabietas, depresión y hasta demencia senil. Este es un problema social que se está presentando en el país, pues en las últimas décadas la esperanza de vida subió como la espuma en el Perú. Es así que tenemos una gran población de viejitos. En esta etapa de sus vidas ellos necesitan mucha atención y cuidado.
Los hijos estamos obligados a darles protección en esta etapa de sus vidas. Ahora que somos padres, sabemos del sacrificio que hacemos para que nuestros retoños puedan estudiar, vestirse, comer de lo mejor y hasta atenderlos.
Un ancianito ya no puede vivir solo, necesita estar al lado de sus hijos para que sean cuidados. Así podemos darnos cuenta si se enferman o necesitan algo. Ellos no son un mueble que podamos arrumar en un rincón. Ansían conversar, sentirse importantes y participar de la familia.
A veces por nuestras ocupaciones no podemos darles tiempo, pero debemos encontrarlo si es que los amamos y somos agradecidos. En el Perú no se estila enviar a nuestros padres a los asilos porque se ve mal. En esto nos diferenciamos de los gringos. Pero muchas veces es mejor porque serán mejor cuidados y atendidos.
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