Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un majao de yuca con carne de chancho, cebollita y culantrito picado. Para calmar la sed pidió una jarrita con chicha morada. “María, la ola delincuencial que estamos viviendo está afectando la salud mental de millones de peruanos. El estrés generado por el temor a ser asaltado, las noticias de muertes y extorsiones en los diarios y los centros de labores que cierran a raíz de la violencia, tiene con otro ánimo a la gente.
Es preciso estar alerta con esta situación y no dejarlo para mañana. Así como cuando nos duele la muela vamos al dentista, o al cardiólogo cuando estamos mal del corazón, debemos ir a un psicólogo para hacer un tratamiento si sentimos ansiedad, depresión o tenemos cambios de humor repentinos.
De la misma manera es necesario hacer actividades recreativas, como deportes, paseos, juegos con la familia o los amigos, o una maratón de películas, para liberar el estrés.
Yo, que salgo todos los días a trabajar, soy testigo de que la gente para alterada. Se pelean los choferes, tocan el claxon como poseídos en cada semáforo y en el Metropolitano los usuarios se insultan, se empujan y están a punto de irse a las manos. Uno no puede andar así.
En cualquier momento nos encontramos con un loco que nos puede acuchillar o disparar. Porque así pasa con los estados alterados. Lo mejor es evitar problemas, calmarse y no actuar por impulso para llegar sanos y salvos a casa, al lado de nuestros hijos.
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