Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un lomo al jugo con cebolla crocante, papas nativas, arroz blanco graneadito y, para la sed, una chicha morada fresquecita.
“María, hace unos días se hizo viral en las redes sociales el video de una joven que esperaba el tren en el Metro de Madrid. Ella estaba sentada en una banca viendo su celular y, cuando llega el vagón, se levanta y comienza a caminar, pero sin levantar la vista de su teléfono, por lo que cae a los rieles ante la mirada aterrada de los presentes, pues estaba a punto de morir de la forma más horrible. Afortunadamente, el tren se detuvo y la chica se salvó. ¡Solo sufrió algunos golpes por la caída!
El Metro de la capital española difundió las imágenes con la frase: ‘Por tu seguridad, levanta la vista del móvil cuando vayas caminando por el andén’. Muchos jóvenes en todo el mundo se ven atrapados por las pantallas electrónicas, de las que, incluso, parecen ser adictos. Son incontables las personas que han sufrido graves accidentes por andar en la calle mirando el teléfono: Han caído a huecos del desagüe, a piscinas, a lagos, desde lo alto de edificios, han sido atropellados por autos y camiones. Los casos son incontables.
Lo mismo pasa con los que se desesperan por hacerse selfies. En octubre del año pasado se publicó un estudio global de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, que señaló que entre el 2011 y el 2017, nada menos que 259 personas habían perdido la vida por hacerse un autorretrato. Por ello, este fenómeno ha llegado a ser considerado como una ‘epidemia millennial’. Es que la media de edad de estas víctimas era de 22 años, y el 50 por ciento tenía entre 20 y 29 años, mientras que el 36 por ciento estaba entre los 10 y 19 años.
La mayoría de esas desgracias ocurrieron en rascacielos, cumbres, lagos y en algún medio de transporte. Conocido es el caso de una turista portuguesa que el año pasado intentó hacerse un selfi sentada en la barandilla de un balcón en el piso 27 de un edificio en Panamá, y que cayó al vacío por una inesperada corriente de viento. Sin embargo, los muertos por selfies son muchos más, pues la investigación solo tuvo en cuenta las informaciones que aparecieron en idioma inglés.
Lo peor es que este tipo de tragedias va en aumento, pues muchos jóvenes parecen vivir en las nubes. También están los que andan por la calle con los audífonos en los oídos a todo volumen, y los conductores de vehículos que manejan viendo el celular y hasta escribiendo mensajes. Es una grave irresponsabilidad que demuestra hasta estupidez. Sobre todo en ciudades como Lima donde la inseguridad es alta y el tráfico vehicular es un caos”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.
Contenido GEC