Este Búho reitera, como lo dijo hace unos días, que el gobierno de Dina Boluarte es mediocre, tibio, se mueve en ‘piloto automático’, no reactiva la economía y está rodeado de mucha gente incompetente. Por ello pone a Rosa Gutiérrez, la ‘ministra dengue’, como presidenta de EsSalud, que hace poco renunció porque iba a ser censurada. Es por ello que tiene tan alta desaprobación en la ciudadanía. Es la consecuencia de haber elegido a un analfabeto funcional como Pedro Castillo.
Lo que sí me deja intrigado es al leer y escuchar las decenas de comunicados, declaraciones, columnas de opinión, entrevistas y arengas para la marcha de esta semana, no ver ni escuchar mencionar en algunos de sus ‘puntos de lucha’, el combate a la maldita corrupción.
El cáncer que carcome nuestra sociedad y que hoy ha hecho metástasis. Ninguno de los promotores de la marcha, por ejemplo, menciona el nombre de Sada Goray y su empresa coimera Marka Group, protagonista del más grande destape de la putrefacta olla de corrupción que se ‘cocinó’ en el gobierno del profesor.
Una de las más fervorosas promotoras tiene el cuajo de escribir que hay que marchar porque ‘hemos vivido unos trágicos siete meses’. Mudas ante la inmundicia. Como las que escriben extrañando el gobierno de Perú Libre, de esos que llegaron como ratas al queso a saquear ministerios o entregárselos a lobistas.
Lo mejor que le pasó al Perú fue que ese impresentable presidente haya dado un golpe de Estado el pasado 7 de diciembre. Lo hizo al borde de un ataque de nervios porque Salatiel Marrufo lo delató en el Congreso, se desesperó y adelantó su discurso con Aníbal Torres y Betssy Chávez, pero falló y terminó vacado y preso.
Pero qué se puede esperar si algunas ‘decentes’ izquierdistas, la ‘reserva moral del país’, amenazan: ‘Nos vemos en la calle el 19 y los días que hagan falta hasta que caiga este régimen’. Como diría un filosofo popular: ¡¡que tal ostra!! ¿Esta señora no trabaja?
No le importa paralizar el país y en Lima liquidar las expectativas de miles de comerciantes y trabajadores de Mesa Redonda que pueden ver naufragar su campaña de Fiestas Patrias si se prolonga la misma violencia desenfrenada de agitadores y los que buscan muertos con tal de tumbarse al gobierno.
Ese es el pensamiento de las ‘viudas’ de Pedro Castillo o las ‘sobrinas’ de Susana Villarán. ¿Con qué autoridad moral? Los que se mantuvieron en cómplice silencio sobre las múltiples denuncias de corrupción en el gobierno del ‘lápiz’, hoy todas judicializadas, vienen ahora a querer hacerse los indignados o pretenden ‘lavar banderas’.
Su alianza con Perú Libre los hundió y están descalificados. Añoran sus ministerios y jugosas asesorías de la teta del Estado. Mientras tanto, investigaciones periodísticas del diario Perú 21 han rastreado los humildes orígenes de Sada Goray en Trujillo. Su abuelo, descendiente de japonés, Teodoro Goray, tenía una ferretería en el centro. Era el único ingreso de la família.
El padre de Sada, Mario, continuó con el negocio, pero a mediados de los ochenta incursionó en el rubro minero. En 1984 registró un predio en Pataz, zona rica en oro, junto a sus hermanos y un socio. En 1990 falleció Mario Goray dejando cuatro predios. En 2012, Sada y los socios de su padre fallecido formaron la empresa minera ‘Las Alpacas’ y ese mismo año hicieron una venta millonaria a un gran empresa minera, presumiblemente la poderosa Marsa, recibiendo 10 millones de dólares.
Sada recibió un millón. A partir de ahí se convirtió en una inversora inmobiliaria y en pocos años adquirió terrenos y residencias por varios millones, a la vez que fundaba Marka Group. Esta parte de su vida y sobre todo su acelerado paso de ferretera a millonaria también es investigado por la Fiscalía.
Al final, las millonarias coimas que Sada Goray entregaba a Salatiel Marrufo y al entonces ministro de Vivienda, Geiner Alvarado, terminaban en las manos de Pedro Castillo. Esta historia recién empieza. Apago el televisor.
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