En 1989, Freddie Figgers fue abandonado en un basurero por su madre biológica cuando apenas tenía unas horas de nacido, en una zona rural de Florida, en Estados Unidos. El llanto del bebé fue escuchado por un vecino que pasaba por la zona y, posteriormente, fue llevado a un hospital donde estuvo internado durante dos días hasta que una pareja lo adoptó.
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Nathan, de 74 años y Betty May, de 66, lo acogieron en su casa. Tenían sus propios hijos y habían acogido a otros, pero habían decidido dejar de hacerlo hasta que apareció Freddie, quien no tenía a nadie: lo adoptaron y lo criaron como a un hijo más.
“Mis padres me dieron todo el amor que alguien pudiera querer jamás. Hicieron todo por mí. Nunca sentí la necesidad de buscar a mi familia biológica porque mi mamá y mi papá, mi Betty y mi Nathan, lo eran todo para mí, y yo los amaba”, contó Freddie Figgers a la BBC sobre sus padres.
“Son personas grandiosas. Me enseñaron a ser íntegro, a hacer siempre lo correcto, a nunca olvidar mis orígenes. Vi a mi padre siempre ayudando a la gente, deteniéndose en el camino a asistir a extraños, alimentando a los sin techo. Era un hombre increíble y yo quiero ser como él”, agregó sobre sus padres adoptivos.
Nathan tenía dos trabajos, como operario de mantenimiento y Betty May era trabajadora agrícola. No tenían mucho dinero, pero siempre intentaban darle lo mejor a su hijos. Cuando Freddie cumplió nueve años llegó un obsequio que cambiaría su vida: una computadora Macintosh averiada.
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“Aprendí a codificar a los 10 u 11 años y empecé a escribir programas básicos. Fue entonces que empecé a avanzar”, contó sobre sus inicios en la tecnología.
Poco después consiguió su primer trabajo a los 12 años al dedicarse a arreglar computadoras malogradas.
A los 15 años, con un poco de experiencia en tecnología, empezó su propio negocio, Figgers Computers. Aunque sus padres no quisieron que dejara los estudios, él continuó con su emprendimiento.
A los 17 años, Nathan, su padre adoptivo enfermó de Alzheimer y él decidió crear un GPS que iba instalado en sus zapatos para saber exactamente su localización por si salía de casa, ya que a veces el hombre no recordaba dónde estaba.
Esto sucedió mucho antes de la existencia de Google Maps. Freddie Fingers conociendo del potencial de esa tecnología, la vendió por dos millones de dólares.
Justo en esa época su padre murió y fue como un dardo en el corazón: “Fue entonces que aprendí que el dinero no es más que una herramienta y me propuse hacer todo lo posible para tratar de dejar el mundo mejor cuando sea mi turno de irme, porque mi padre, sin ser rico, tuvo un impacto en la vida de mucha gente, y yo quería hacer lo mismo”.
El estadounidense ideó un plan para lanzar una compañía de telecomunicaciones: las grandes empresas no invertían en zonas rurales como en la que él vivía (norte de Florida, sur de Georgia), así que no había infraestructuras para que disfrutaran de conexiones rápidas.
Al ver que tenía un gran reto por delante, Freddie se licenció como operador de telecomunicaciones a los 21 años: es la persona más joven y el único afroestadounidense en recibirla.
SUFRIÓ ACOSO
En ese pueblo donde vivía todos conocían su historia. Pueblo chico, infierno grande. Y en el caso de Freddie no fue la excepción: se burlaban de él constantemente.
“Los niños solían burlarse de mí; me llamaban ‘bebé basura’, me decían ‘nadie te quiere, eres sucio’. Recuerdo ocasiones en las que me bajaba del micro escolar y otros niños me agarraban y me tiraban en tachos de basura y se reían de mí”, contó el joven en una entrevista con Jo Fidgen para el programa de la BBC Outlook.
Los niños también se burlaban de la edad del padre de adoptivo de Figgers cuando lo esperaba en el paradero del bus escolar.
“Llegó al punto que mi padre me tenía que esperar en la parada me acompañaba a casa. Y los niños me acosaban aún más, burlándose de él: ‘Miren a ese anciano con bastón’”, agregó.
Con la Macintosh que le regalaron y que logró arreglar pudo llegar a pasar más tiempo con su padre, quien por la edad era un anciano y no podía acompañarlo para jugar algún deporte o hacer esfuerzos físicos.
“Esa computadora borró todo el dolor del acoso escolar. Mientras me molestaban en la escuela, yo pensaba cuánto quería volver a casa a jugar con mi ordenador”, comentó.
Si bien Figgers no fue a la universidad, aunque tiene licencia como operador de telecomunicaciones, recomienda que si tienen la opción de estudiar lo hagan.
“No recomendaría mi camino a todo el mundo. Pero funcionó para mí. Cuando tenía 17 años, tenía 150 clientes que necesitaban sitios web y almacenamiento para sus archivos. Seguí construyendo desde allí”, dijo.
EL ÉXITO
Figgers Communications es la empresa que actualmente maneja Freddie y hasta el momento ha desarrollado 80 programas de software personalizados. Ahora combina negocios y ayuda para la gente.
“La mayoría de la gente seguía usando conexión dial-up”, contó sobre el nacimiento de Figgers Wireless, una empresa de telecomunicaciones privada que, según dijo, fue tasada en 2017 con un valor de más de 62 millones de dólares.
Incorporó la venta de smartphones, pero a su vez otros elementos que ayudaran a la gente como un medidor de glucosa en sangre inalámbrico para personas con diabetes, que permite a los pacientes descargar y compartir los niveles de glucosa a través de la tecnología Bluetooth.
Además, la Fundación Figgers ofrece becas para estudiantes afroestadounidenses y contribuye con asistencia en situaciones de desastre. Freddie sigue inventando productos para la salud, como los zapatos inteligentes que hizo para su padre.
“No dejes que tus circunstancias definan quién eres y dale a otras personas oportunidades”, concluye.
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