Las fiestas navideñas son una de las más esperadas por muchas personas, ya que pueden reencontrarse con familiares y amigos que no veían hace mucho tiempo y compartir momentos agradables. También es una fecha intensa porque la gente va de un lado a otro para los eventos, comprar los regalos y la ansiedad y el estrés están a flor de piel. Pero, ¿qué tanto puede influenciar los regalos en el cuerpo de una persona?
La psicóloga clínica, Liseth Paulett especialista en psicopedagogía y decana de la carrera de Psicología en la Universidad Científica del Sur nos explica.
La especialista señala que la anticipación de recibir un regalo se vive tanto en niños como adultos y genera mucha ilusión sobre los posibles obsequios que se puedan recibir. Cuando se recibe un regalo con un significado especial o de nuestro agrado, se generan emociones positivas en la mente y, con ello, el cuerpo reacciona positivamente y el comportamiento estará orientado hacia acciones de felicidad.
La experta señala que las emociones positivas generan neurotransmisores ideales para nuestro organismo, Estos químicos de la felicidad bajan los niveles de cortisol y aumentan los de dopamina. De esta forma, estaremos más activos, alegres, creativos, productivos y por consecuencia nuestro bienestar será mayor.
Recibir un obsequio que nos gusta puede activar pensamientos positivos, de agradecimiento, de solidaridad y de empatía. Esto hace que nuestro comportamiento sea mucho más tranquilo, feliz y nos conecta mucho más con las personas a nuestro alrededor.
Asimismo, a nivel inmunológico, algunos neurotransmisores positivos hacen que el sistema inmune esté potenciado. Con ello, las enfermedades físicas se verán disminuidas en el organismo, o al menos la sensación de dolor causado por ellas. Por otra parte, se crean amortiguadores emocionales que funcionan ante las adversidades experimentadas en el día a día y que disminuyen los efectos de las situaciones negativas en nuestro bienestar emocional.
“Cuando nosotros generamos neurotransmisores positivos para el organismo, creamos un sistema inmunológico más sólido y construimos un escudo de emociones positivas que funcionan como los frenos de los automóviles, al activarse solo cuando pasa algún impacto negativo. Esto le permite al cuerpo y a la mente seguir funcionando de manera positiva”, indica la psicóloga.
Las expectativas creadas a nivel comercial sobre los regalos aumentan notablemente nuestra esperanza de recibir algún gesto de gratitud por parte de otra persona. Por ello, cuando el regalo no es de nuestro agrado o cuando simplemente no recibimos nada se pueden generar sentimientos de tristeza o de inseguridad debido a que la persona puede no sentirse querida.
De acuerdo con Paulett, en el caso de los niños, la comunicación es importante para explicarles el significado de recibir regalos y agradecer por ellos. Además, es fundamental conocer sus deseos para saber hasta qué punto es posible cumplirlos. Una forma de practicar esto es acompañándolos a hacer sus cartas a Papa Noel y orientarlos a escoger regalos que estén dentro de las posibilidades familiares.
“Solemos pensar que la Navidad es igual a regalos, pero ese no es el significado principal. El acto de la Navidad es la unión, la felicidad de compartir en familia y de producir emociones que refuercen las relaciones interpersonales y esto debería reforzarse en el seno familiar de preferencia”, señala Paulett.
Paulett comenta que uno de los pilares de la psicología positiva es la conexión en calidad de amigos y calidad de relaciones interpersonales. En esta línea, los intercambios de regalo entre familiares, amigos y compañeros aumentan las emociones positivas y alimentan la tranquilidad y el bienestar.
Por otro lado, los regalos recibidos en la dinámica de intercambio en centros laborales, por ejemplo, tienen un impacto diferente al de los que no se esperaba recibir. Esto se debe, según explica la psicóloga, a que los regalos sorpresa activan las emociones de forma no programada y elevan los niveles de dopamina mucho más. En cambio, cuando una persona ya tiene todo planeado y sabe que recibirá un obsequio, anticipa sus emociones y solo necesita apretar un “botón” para activarlas.
Un estudio publicado en la revista Evolutionary Behavioral Sciences mostró que, más allá de las diferencias de géneros, en general, hombres y mujeres gastan más dinero en los regalos de sus familiares más cercanos o de sus amigos de su círculo más inmediato a diferencia del monto que destinan para las demás personas.
Finalmente, es importante resaltar que no todas las personas experimentan esto o lo hacen de manera diferente. Algunos pueden sentir estrés al verse obligados a participar en el intercambio y esto guarda relación con el enfoque materialista que viene adoptando la Navidad.
“El regalo es un adicional y así hay que verlo, pero no suma realmente a esta felicidad que deberíamos tener, junto con la paz y tranquilidad. El regalo es un objeto al que le estamos dando un valor significativo, pero no es tan necesario como la unión que se debe tener en estas épocas”, finaliza Paulett.
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