Sentir culpa por no pasar suficiente tiempo con los hijos es una realidad que muchos padres viven en silencio.
El trabajo, las responsabilidades y el ritmo acelerado del día a día pueden llevarlos a pasar largas horas fuera de casa, haciendo que el remordimiento crezca. Sin embargo, existen pautas para manejar esta situación y evitar el autorreproche.
La psicóloga Lizeth Limas explica que los adultos bajo esta presión pueden volverse más ansiosos, irritables y preocupados.
La clave está en aceptar, normalizar y entender que la culpa es humana y natural. En lugar de enfocarse en la falta de tiempo, deben dar prioridad a la conexión con sus hijos, ya sea a través de un buen diálogo en el desayuno o contándoles una historia de camino al colegio.
“Los padres deben entender que la calidad está por encima de la cantidad. Nadie es perfecto y los menores no se van a acordar de las horas que pasaron juntos, sino de lo que sintieron en cada juego o salida”, menciona.
Ser claros con los hijos también reduce la carga emocional de los adultos. Los niños son muy imaginativos y, si no tienen el panorama completo, pueden malinterpretar la ausencia.
“Que los pequeños vean a sus progenitores trabajar enseña el valor del esfuerzo y los inspira a alcanzar sus propias metas”, afirma Limas.
Es importante que los progenitores cuiden su bienestar emocional; para ello deben aprender a perdonarse, evitar ser tan duros consigo mismos y pedir ayuda cuando la necesiten.
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