Perder a una mascota es una de las experiencias más dolorosas que puede vivir un amante de los animales. No solo se va una mascota, sino un miembro de la familia, un compañero leal que compartió momentos de alegría, consuelo y amor incondicional.
El silencio que queda en casa después de su partida puede resultar abrumador, y es normal sentir tristeza, culpa o incluso enojo. El duelo por una mascota es real y debe vivirse con la misma empatía que cualquier otra pérdida.
La psicóloga Karen Vigo explica que: “Negar el dolor o tratar de reemplazar rápidamente al perrito puede prolongar el duelo”.
Recomienda aceptar las emociones sin juzgarlas, permitirse llorar y recordar los buenos momentos. “Cada persona tiene su propio ritmo para sanar y no hay un tiempo correcto para dejar de extrañar”, añade.
Buscar apoyo también es fundamental. “Compartir la historia de tu perrito, mostrar sus fotos o escribirle una carta ayuda a liberar lo que sientes y mantener su recuerdo vivo”, sugiere la especialista.
Finalmente, Vigo aconseja transformar el dolor en gratitud. Recordar la huella que dejó tu mascota y el amor que compartieron puede ayudarte a sanar. “Cuando logras agradecer en lugar de solo lamentar, el recuerdo de tu compañero se convierte en compañía y no en dolor”.
Muchas personas atraviesan las mismas etapas del duelo por una mascota que por un familiar. Negación, ira, tristeza y aceptación son parte del proceso emocional.
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