
Para muchos, el ajedrez es una disciplina que los entretiene, pero para Walter Segura Cárdenas (65) es un juego que le ha salvado la vida. Todos los días carga una mochila llena de sueños, la cual desempaca en la calle para armar un puesto improvisado de madera donde coloca sus tableros y enseña los trucos de este deporte ciencia.
Él se considera un peón, pieza que solo vale un punto y que generalmente es subestimada. ¿Su argumento? “Es la más humilde, la más modesta del tablero”.
¿Cómo empezó esta pasión por el ajedrez?
Retrocedamos al año 72, al duelo entre Boris Spassky y Bobby Fischer. Yo veía con atención cómo movían las piezas y poco después mi hermano Rubén me enseñó lo básico del ajedrez, ahí nació mi pasión. Yo tenía apenas 12 años, era un niño.
¿Cuándo se dio cuenta de que ya no era un hobby?
Aprendí bien el juego, me metí en varios campeonatos, siempre quedaba entre los primeros lugares, entonces me dio más fuerza para seguir adelante. Comencé a agarrar libros, aprendí la teoría, lo que aumentó mi seguridad.
¿Desde cuándo trabaja en las calles de Comas?
Un señor sacó su tablero acá en Santa Luzmila, así que yo hice lo mismo, pero antes también lo había hecho en La Colmena, centro de Lima, solo que me vine para acá porque me mudé a Comas. Los municipales muchas veces no me molestan porque les digo que el ajedrez es cultura y educación.

¿Qué lo impulsa a seguir?
Mi máximo sueño es que el ajedrez se difunda en todos los barrios, en cada esquina. Este deporte maravilloso me ha permitido ganar muchos amigos y eso lo valoro. Me ha enseñado a ser tolerante, a subir mi autoestima.
¿Cuáles son los beneficios del ajedrez?
Desarrolla la capacidad de cálculo, la toma de decisiones, mejora la memoria, ayuda en la prevención del Alzheimer y la demencia, entre otros.
¿El negocio es rentable?
Por lo menos me da para sobrevivir, pero más que una cuestión de trabajo, yo lo hago por amor al ajedrez. Cuando a uno le gusta, lo hace de corazón.

¿El ajedrez le salvó la vida?
En varias oportunidades. Cuando estoy triste me pongo a jugar y me olvido de todo. Le recomiendo a los jóvenes que se dediquen a esta disciplina deportiva porque es maravillosa, te llena el alma, es un bálsamo para el espíritu.
¿Qué le pediría a las autoridades municipales?
Me gustaría que construyan un parque exclusivo para el ajedrez en Comas. También que me apoyen con material ajedrecístico, como libros, tableros, para enseñar.

¿Y todos pueden aprender ajedrez?
Todos, sin lugar a dudas. Niños, jóvenes y adultos.
¿Cuánto cobra por clase?
Las instrucciones a domicilio cuestan 25 soles la hora, pero también doy clases aquí en mi puesto de la avenida Guillermo de la Fuente 387, Santa Luzmila, Comas. Mi número de contacto es el 987-970-514.










