Hola, mi gente maravillosa de '‘. Soy el hombre más feliz del mundo porque este momento es uno que soñé desde que comenzó esta cuarta temporada. Él no podía faltar en este programa humilde. Ustedes lo pidieron, la hinchada de Universitario lo pidió, y marcó una etapa muy importante en mi vida.

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Lo tuve dos años, donde me demostró todo lo que era, como futbolista y como persona. Aprovechamos nuestra estadía en Brasil y cumplimos un sueño. La emoción me embarga. Después de casi 30 años, nos hemos dado un abrazo emocionante, al borde del llanto. Les presento a .

Recuerdo que yo te decía qué hacer en la cancha, y tú me enseñaste muchas cosas como ser humano también. Estoy muy emocionado porque tuve la felicidad de jugar juntos en el club. Siempre recuerdo cuando Sergio Markarián llegó un día y me dijo: Alex, vamos a poner a este moreno a jugar como delantero junto contigo. Lo necesito para ayer. ¡Vamos!, le dije. ‘Cuto’ no paró más... hasta llegar a la selección peruana. Extraño mucho a Universitario, a la hinchada, y jugar en el Nacional. Yo te digo que la mayor historia en el fútbol de Alex Rossi fue en Perú, y en Universitario.

Ambos amigos no se cansaron de recordar anecdotas Cuto después de 30 años (Foto. GEC):
Ambos amigos no se cansaron de recordar anecdotas Cuto después de 30 años (Foto. GEC):

¿Qué ha sido de tu vida, Alex?

Después de Universitario, mi vida ha sido aprender a vivir en la simplicidad. Este es un nuevo Álex Rossi, no es aquel de antes. Si tengo que levantarme a trabajar a las siete de la mañana, no me importa. Si tengo que estar en casa con alguien que me acompaña a tomar un mate, también soy feliz. Eso hay que aprenderlo, porque no es fácil, nunca es fácil.

¿Quién te puso la chapa de ‘Toro Indomable’?

Aquí, en Río Grande do Sul, Álex Rossi es el ‘Toro Indomable’. Recuerdo que le hice un gol en el Grenal (clásico entre Gremio e Inter de Porto Alegre). Yo jugaba en Internacional y, en una final de 1991, jugamos en casa de Gremio. En el segundo tiempo, ¡gol de Álex Rossi! Después, en el Beira-Río, campeonamos.

Rossy junto a compañeros cremas como Luis Guadalpe y el León Rodriguez en que Rossi carga como bebe a Cuto y lo saca de la cancha para evitar sanción árbitro. (Foto. GEC):
Rossy junto a compañeros cremas como Luis Guadalpe y el León Rodriguez en que Rossi carga como bebe a Cuto y lo saca de la cancha para evitar sanción árbitro. (Foto. GEC):

¿Cómo llegas a la ‘U’?

Mi pase era de Rosario Central. Después fui a Banfield, donde conocí al ‘Pupi’ Zanetti. Luego volví a Rosario y allí compré mi pase. Había recibido un dinero y tomé la decisión de comprar mi carta. Con esa independencia, acepté jugar en Universitario.

¿Qué recuerdas de tu presentación? ¿Qué te dijo Alfredo Gonzales?

Me acuerdo más de los jugadores que de los dirigentes. Recuerdo a Alfredo y a Jaime León, pero más me acuerdo del ‘Puma’, que me decía: Tócala por abajo…

Mira estas fotos cuando me sacas cargado en 1995, ese clásico que ganamos con gol de Roberto Martínez. ¿Por qué me cargas? ¿Querías que salga rápido?

Tenía un vuelo comprado, tenía que ir a ver a mi familia. Por eso, después del partido, en el vestuario, me despedí de todos... en toalla.

El preciso momento en que Rossi carga como bebe a Cuto y lo saca de la cancha para evitar sanción árbitro. (Foto. GEC):
El preciso momento en que Rossi carga como bebe a Cuto y lo saca de la cancha para evitar sanción árbitro. (Foto. GEC):

¿Con quién concentrabas en esa época?

Me quedaba con el ‘Loco’ Gabriel González. Muy buena gente. Lo conocí en Paraguay, en Cerro Porteño. Campeonamos ante Olimpia, que era dirigido por Markarián. Le hice dos goles, por eso después me quiso en su equipo. Lo había “matado” con dos goles en la final. Ese Cerro Porteño llegó hasta las semifinales de la Copa Libertadores.

¿Cómo recuerdas el ‘Lolo’ Fernández?

Grandes recuerdos, porque allí nos conocimos y me recibieron muy bien. Recuerdo los entrenamientos y los partidos, porque ahí jugábamos. La gente al inicio estaba molesta conmigo: ¡Alex Rossi, vete a tu casa!, me decían.

¿Vas a ir al Perú?

¡Claro que voy a ir! Para comer ceviche… ese que quema, que pica... ¡ufff!

¿Qué recuerdas de ese partido de 1995 ante Alianza Lima?

Ese partido era por la clasificación a la Copa Libertadores. El que ganaba acompañaba a Cristal. Ahí hay algo que no te puedo contar...

¡Cuenta, cuenta…!

Bueno, lo voy a contar. Yo estaba saliendo en una jugada con la ‘U’, cuando un lateral de Alianza me agarra... ¡ahí abajo! ¡Fuerte! No podía salir. Le dije: “¿Qué estás haciendo, estás loco?”. Disculpen que les cuente estas cosas, pero fue difícil. Con todos los años que tengo en el fútbol, nunca me olvidé de eso.

Ese equipo tenía mucha calidad. Roberto Martínez la ponía donde quería y marcaba la diferencia. El ‘Puma’ Carranza robaba todo. Pero todo acabó con ese golazo de Roberto Martínez.

Alex Rossy recordó el golazo a Balerio tras marca de Soto (Foto. GEC):
Alex Rossy recordó el golazo a Balerio tras marca de Soto (Foto. GEC):

¿Qué recuerdas de ese partido y ese gol contra Cristal en el Nacional?

Ellos salieron con todo. Estaban todos en nuestro campo, incluso su último hombre. Recuerdo el rechazo de cabeza tras un córner, vi el balón adelante y no había nadie. Dije: “No puedo dejar el balón, tengo que llevarlo”. Tenía un brazo agarrado, pero no me caía. El arquero “me ayudó”, porque si no salía, no sé si lo hubiera logrado.

¿Y del partido contra Peñarol en Copa Libertadores, ante un equipo que no perdía en el Centenario hacía años?

Me acuerdo del golpe que metió León Rodríguez, no sé a quién. Hicimos un gran partido ante Peñarol. ‘Mágico’ González y Carazas hicieron los goles de la victoria.

¿Por qué te fuiste de la ‘U’? Muchos quieren saber esa historia…

Lo primero fue que llegó el entrenador argentino Eduardo Manera. Nunca voy a entender eso. El técnico llega y tiene un jugador que ya era ídolo, porque yo me lo había ganado. Entonces llegó este hombre y mandó a Álex Rossi a un lado. No, no... ¿Qué le iba a decir, qué le iba a preguntar?

Trajo a su ‘hijo’, Adrián Czornomaz, que llegó con la número ‘9’. Yo lo sentí mucho. No entendí... Si yo hubiera tenido problemas para hacer goles, que traigan a alguien, está bien. Él no tiene la culpa, era buen jugador. Pero lo que no entendí fue por qué hizo eso.

Me disgustó mucho. No concordé con él. De la ‘U’ me fui a Corinthians y estuve allí cuatro meses.

Si tuvieras la posibilidad de volver al Perú, ¿qué es lo primero que harías?

Me gustaría volver a ver a la gente o quizás a un partido. Entrar al campo para saludar a la hinchada. Eso me encantaría.

¿De dónde eres aquí en Brasil?

Soy de Cacequí, en Rio Grande del Sur. Empecé a jugar desde los ocho años. Mis hijos gemelos también son de ahí. Estoy casado. Mi mamá y mis hermanas viven allí. Me gustaba jugar a las canicas y cazar pajaritos.

Yo no sabía nada de fútbol, pero de un momento a otro, a los nueve años, empecé a entender el juego. A los 12 ya dribleaba. Con 16 años me fichó Gremio. Me fui solo a probar suerte; le dije a mi papá que era enfermo por Gremio y él me llevó en tren. Jugué solo 19 minutos y no me dejaron ir. Fue muy bonito.

Después te vas a Cerro Porteño…

Sí, llegué y salí campeón esa temporada con 15 goles. Un compañero al que le decían el ‘Cavernícola’ hizo 17. Fue una experiencia muy linda. Markarián me conoció allí.

¿Y luego a Banfield?

Al Banfield donde jugaba el ‘Pupi’ Zanetti y el arquero era Ángel Comizzo. El ‘Pupi’ no duró mucho, era buena gente, y se fue rápido a Italia.

¿Luego Osasuna?

Sí, estuve un año en Pamplona, donde salen los toros. Un compañero mío salió en una foto abrazando un tiro. Se apellidaba Burruchaga. Fue una experiencia enorme. Recuerdo que una vez el técnico estaba dando la charla en el campo y empezó a nevar. Nunca había visto la nieve en mi vida.

¿Cuál fue tu último equipo?

Tupí de Minas Gerais, con 36 años. Jugaba 42 o 43 minutos, pero estaba preparado para seguir jugando hasta los 57. Siempre me cuidé mucho, gracias a Dios nunca tuve lesiones graves.

¿Te costó dejar el fútbol profesional?

Exactamente. Yo podía seguir jugando, pero mi papá se enfermó de cáncer. Primero fue en la pierna y luego le subió a la cabeza. Dejé todo para volver a mi pueblo y estar con él. Pude vivir tres años a su lado. No lo dejaba para nada a José, mi papá.

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