
Carlos Alberto Guillén Moreau, de apenas 19 años, protagoniza una historia que indigna. El joven, que escapó del centro juvenil de diagnóstico y rehabilitación de Lima, conocido como Maranguita, reapareció encabezando un brutal asalto armado en el night club Las Visitadoras, en Huaral, durante el Día de la Madre.
El violento ataque quedó registrado en cámaras de seguridad. Guillén, armado con una Mini-uzi y una pistola, ingresó al local acompañado de otros seis delincuentes, todos jóvenes, varios de ellos venezolanos y también exinternos de Maranguita. En solo tres minutos sembraron el terror: golpearon al portero, encañonaron a clientes y robaron celulares, dinero y pertenencias. Incluso ingresaron a habitaciones privadas.
La policía, alertada del asalto en curso, llegó rápidamente y enfrentó a los hampones a tiros. Guillén fue reducido y capturado. Llevaba dos armas de fuego cargadas, varias municiones y una identidad falsa: se hacía llamar Luis Rivero Rodríguez. Durante su detención, lanzó una confesión escalofriante: “Han tenido suerte, el arma se trabó, si no, los hubiera matado”.
Las imágenes del atraco lo muestran dirigiendo el operativo, dando órdenes y reduciendo al vigilante. Fue reconocido por agentes del Depincri Huaral y por personal del centro juvenil del que había escapado. Su historial no deja dudas: había sido sentenciado en 2023 por robo agravado en Puno y ya había burlado la justicia una vez.

POLÉMICA DECISIÓN JUDICIAL
Pese a la gravedad de los hechos, el juez Arturo Zecenarro Calderón, del Poder Judicial de Puno, ordenó que Guillén regrese a Maranguita, bajo la misma medida socioeducativa que incumplió. La decisión ha causado indignación entre las autoridades policiales y la opinión pública.
“El joven ya no es menor de edad, está siendo investigado por robo agravado, tenencia ilegal de armas y fuga. Es reincidente y sumamente peligroso. La medida es ilógica”, declaró el general Juan Manuel Mundaca, jefe policial de Huaral.
La medida judicial ha sido criticada por no considerar que Guillén usó armamento de guerra y disparó contra efectivos del orden. Tampoco se tomó en cuenta que se había fugado, adoptado una identidad falsa y liderado un ataque criminal con explosivos y armas automáticas.
Este caso pone en evidencia serios vacíos del sistema penal juvenil y la escasa coordinación entre el Poder Judicial y la Policía Nacional. La reincidencia de Guillén era evidente, pero la respuesta institucional no ha estado a la altura de la amenaza.

PARTE DE UNA ORGANIZACIÓN CRIMINAL
Los otros seis implicados también han sido identificados. Varios de ellos, al igual que Guillén, fueron internos en Maranguita y actualmente formarían parte de una facción de la organización criminal extranjera conocida como ‘El Antitren’, con operaciones en Perú.
Tras su fuga, estos sujetos no perdieron el tiempo. Audios revelados por Cuarto Poder los vinculan con extorsiones: “Ya sabemos por dónde caminas, si no te alineas, te vamos a partir la cara”, se escucha en una de las grabaciones. El nivel de violencia y organización es alarmante.
Durante el asalto a Las Visitadoras, se utilizó no solo armamento pesado, sino también cartuchos de dinamita. Las cámaras de seguridad revelan que cada uno de los hampones tenía un rol específico, lo que evidencia planificación y entrenamiento.
Actualmente, Guillén permanece bajo custodia en un hospital, a la espera de su traslado. Sin embargo, el destino que le espera no es un penal de máxima seguridad, sino el mismo centro juvenil del que ya se fugó. La polémica está servida.
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