Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por una corvina dorada frita con su arrocito graneado, yuquita frita y harto rocotito molido. Para tomar pidió una jarrita de maracumango heladito. “María, hoy más de seis millones de escolares de colegios estatales vuelven a clases luego de unas calurosas vacaciones.
Al peligro en las calles, por culpa de malos choferes o la venta de drogas, se agrega el pernicioso bullying o acoso escolar. El año pasado hubo más de ocho mil denuncias en ese sentido, siendo la mayoría de los afectados escolares hombres. El bullying no solo es agresión física, sino mayormente psicológica.
Los niños y adolescentes son muy susceptibles y a veces hasta se suicidan por ser objeto de burlas constantes a su cuerpo, su procedencia, clase social o color de piel. Hace dos años, una niña de 12 años se lanzó del cuarto piso de un colegio privado en Lima, cansada del acoso que sufría por parte de sus compañeros, debido a la forma de su cuerpo.
Los niños no se miden muchas veces con sus bromas. No saben el daño que puede causar en un colegial. En el 2023 se registraron 241 suicidios en el país, 22 de ellos correspondieron a niños y adolescentes de 8 a 17 años.
Una de las principales causas es el fenómeno del bullying que se da en los colegios y el cyber bullying, en las redes sociales, advirtieron voceros del Ministerio de Salud. Por eso, como papás, debemos estar atentos a lo que les pasa a nuestros hijos en las escuelas. Los docentes también. Y las autoridades del Ministerio de Educación en general. Se trata de vidas que pueden ser truncadas por este hecho.
Ya dejemos de cholear, de burlarse de la gordura o delgadez de la gente, de los que hablan con acento del Ande, de los de piel oscura o con acné. De los hijos de divorciados, de los que no tienen religión o van con ropa modesta. Algunos consejos:
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