Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un chaufita de pollo con cremitas y, para tomar, una limonada al tiempo. “María, siempre he pensado que lo natural es mucho mejor que lo artificial. Te lo comento ante los numerosos casos de personas que van al gimnasio a hacer ejercicios y terminan tomando esteroides anabólicos para sacar músculos. Los consumen como si fueran caramelos, sin ningún criterio. Claro que esa ‘pichicata’, que es una versión sintética de la testosterona -la principal hormona sexual en los hombres- combinada con el levantamiento de pesas termina hinchando al que la consume de manera rápida. Como resultado se le ve más fortachón mucho más rápido y puede mejorar el rendimiento deportivo, pero considero que a un altísimo precio, pues esas drogas terminan afectando la salud y hasta el estado emocional. Es que, al no ser recetadas por un médico, son consumidas en dosis altísimas para conseguir los resultados que buscan. Entonces, el uso indebido de estos esteroides, especialmente cuando se hace por periodos largos, causa una serie de problemas a la salud, como:
Los esteroides son peligrosos, además, porque pueden ser adictivos. Las personas que los usan y luego intentan dejarlos, llegan a sufrir síntomas de abstinencia como:
Por eso, no hay que caer en el consumo de estos productos que son realmente peligrosos. Al gimnasio se debe ir a ejercitarse, para mantener un buen estado de salud y no para malograrse la vida. Con paciencia, ejercicio regular y guiado por expertos, una alimentación y estilo de vida sanos, que incluyen el tiempo adecuado de descanso, se verán buenos resultados en la apariencia que es algo que a todos nos importa”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.
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