Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un churrasco jugosito con arroz graneado, ensalada fresca y, para tomar, una jarrita de chicha morada. “María, la inauguración del megapuerto de Chancay se hizo en medio de una fiesta que dio la vuelta al mundo.
El presidente chino Xi Jinping y Dina Boluarte realizaron la ceremonia de manera virtual desde Palacio de Gobierno y el líder asiático señaló: ‘De Shangay a Chancay’. Los expertos señalan que por el nuevo puerto peruano pasarán muchísimos navíos, incluidos los más grandes, con miles de millones de dólares en mercancías.
Además, reducirá los tiempos de viaje en alrededor de dos semanas. Esa es una ventaja competitiva increíble. Por ejemplo, nuestros agroexportadores podrán enviar arándanos, uvas y otros a toda Asia en menor tiempo, asegurando la mejor frescura de los productos, además de que los gastos serán mucho menores.
Eso puede hacer que la producción peruana ingrese a más mercados gracias a sus mejores precios. Una consecuencia lógica es que se podrían crear más puestos de trabajo en el Perú. La misma Universidad Nacional Mayor de San Marcos, viendo las enormes posibilidades del megapuerto, se apuró en crear la Escuela Profesional de Administración Marítima y Portuaria para formar profesionales en este rubro.
Así que los jóvenes deben prepararse estudiando para convertirse en expertos en determinadas áreas. Otro aspecto es el estudio del inglés, chino, francés y más idiomas, lo que a estas alturas es casi una obligación si se quiere aprovechar todo lo que se viene.
Ojalá que la ciudad de Chancay sea una de las grandes beneficiadas, pero para eso los gobiernos local y central deben ponerse a trabajar, dotándola de mejores servicios básicos como el agua potable. También es hora de que el Perú dé un salto tecnológico para que no solo exporte productos primarios, sino manufacturados, y así obtener mayores ganancias”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.
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