Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un estofadito de pollo con papita amarilla y rocotito molido. Para tomar pidió una jarrita de manzanilla al tiempo. “María, en mi habitual recorrido en busca de noticias, me topé con un infierno de tránsito en Magdalena, del alcalde Francis Allison, producto de las sorpresivas y no anunciadas obras ediles en las pistas y veredas. Decenas de vehículos particulares y buses estaban atrapados, sin poder moverse, bajo un sol abrasador. Muchos estudiantes llegaron tarde a sus colegios o universidades, lo mismo que empleados a sus centros de labores. El mismo panorama se vive en otros lugares de Lima. Cuando está a punto de acabar el año, los alcaldes se despiertan con una ‘fiebre de obras’.
Entonces rompen pistas y calzadas, que están bien, para una renovación. Y todo esto sin avisar a los vecinos o los usuarios, sin planificación para vías alternas y tampoco coordinación con la Policía para agilizar el tránsito. Y, por supuesto, nadie se hace responsable del caos. Miles de miles de horas hombre perdidas en ese mar de carros que no se mueven. Debería haber un órgano superior que supervise a los alcaldes, de modo que no cometan injusticias y perjudiquen a los vecinos con obras inútiles y sospechosas.
En algunos casos, las obras, que en Países Bajos, Inglaterra o Francia, solo demorarían un par de días, se prolongan por meses. El día que se encarcele no solo a los alcaldes corruptos, sino a los inútiles que hacen la vida imposible a los pobladores, tendremos mejores gestiones. Pero eso no es todo.
Como las obras se hacen a la apresurada, tipo parques, veredas o asfaltado, en poco tiempo la nueva infraestructura se va desmoronando, lo que denota mala construcción y nula supervisión. Los vecinos deberíamos contar con una herramienta poderosa y asequible, como es la revocatoria. No por motivos políticos, sino para mandar a su casa a tanto alcalde autoritario, necio o corrupto. Ya basta de malas autoridades que en lugar de solucionarnos los problemas, los agravan”. Gary tiene razón.
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