‘No vayas a olvidar tomar tu pastilla’, ‘tienes que levantarte más temprano para ir al trabajo’, ‘no comas esto porque te hace daño’. ¿Estas frases te parecen conocidas? Entonces, probablemente, has dejado de ser la esposa o novia de tu pareja para ser la mamá. Y es que en el afán de que todo funcione a tu ritmo, confundiste el verdadero papel que interpretas en la relación.
“Este tipo de personas suelen ser muy controladoras y exigentes con lo que sucede a su alrededor. Y como no confían en las decisiones, personalidad y conducta de la pareja, empiezan a tratarlos como niños. Lo ven como alguien indefenso que necesita ser guiado para tomar decisiones correctas”, explica el psicólogo Ítalo Arrúe.
El especialista añade que si esta conducta se alarga por mucho tiempo, puede desencadenar dependencia emocional y hasta asfixiar la relación. “En un punto ambas partes van a colapsar. La ‘mamá’ va a hartarse de la inseguridad que le produce estar con alguien así, y la pareja va a sentirse controlado y hasta humillado porque no lo respetan”, indica Arrúe. Agrega que en vez de dedicarte a guiar y moldear a tu pareja, evalúa hacia dónde va la relación y pregúntate si realmente quieres eso en tu vida.
Esta actitud podría ser una conducta aprendida de los padres. Una hija que ha crecido viendo a su mamá tratar como hijo y sobreproteger (al punto de controlar todo alrededor) al papá, es muy probable que repita esta conducta en sus futuras relaciones.
También es muy común en mujeres que han sufrido pérdidas traumáticas y terminan desarrollando un ‘apego ansioso’ y querer controlarlo todo. Porque se sienten muy inseguras de lo que sucede.
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