Como cada diciembre, nos ronda la idea de comer de todo en la cena navideña, desde pavo, cerdo, ensaladas, puré de manzana y papa hasta los 5 tipos de arroz que podamos imaginar.
Sin embargo, y como siempre digo, “una cena es solo una cena”; nadie va a engordar por una cena, pero podemos hacerla muy indigesta o quizás convertirla en una tortura cuando queremos incluir en nuestro plato todo lo que hay en la mesa. Y no debe ser así, empezando porque el motivo de la cena no es el pavo ni los acompañantes, sino un momento de unión familiar y de reflexión sobre el año que se va y el que viene.
Siempre recomiendo no hacer demasiada comida, se debe hacer en relación a cuántos comensales hay. Elegir ese plato que habitualmente no comemos en el año, es decir, darnos un buen gusto, cenar temprano y no llegar con hambre.
Luego de unos días, volver a nuestra rutina alimentaria y de ejercicios. La hidratación es importante, evitar el alcohol o no excederse, ya que no es un buen amigo, sobre todo si se va a conducir luego.
Aquí algunos aspectos que como todos los años comparto con ustedes:
Algo importante que debes tener en cuenta es tu estado de hidratación. Como dije anteriormente, en un porcentaje elevado, “la sed se confunde con hambre”; muchas veces terminamos comiendo más de lo que debemos.
Contenido GEC