
Visitamos la ciudad de Ayacucho y conocimos a Abel Avendaño, es un ingeniero de software, cambió las líneas de código por los granos de café, y hoy su cafetería ‘Antaqa Café’ es un fenómeno: acaba de ser nominada entre los 100 mejores de Sudamérica. Una historia que es pura pasión, orgullo ayacuchano y visión empresarial, digna de contar.
Todo empezó con una simple curiosidad: la de ir más allá del “cafecito en bolsita”. Abel se sumergió en el mundo del barismo y los métodos de filtrado, descubriendo el enorme potencial que se ocultaba en las tierras peruanas.
“Ayacucho es una región que recién está empezando, y como buenos ayacuchanos, quisimos empezar aquí para mostrarle al Perú acerca de nuestro cafecito, así como a los clientes locales”, comentó
El Secreto del Éxito: Creer en el producto local
Perú es un gigante dormido del café, con más de 10 regiones productoras, y Ayacucho es una de ellas. Abel y su equipo vieron una oportunidad de oro: incrementar el consumo local mostrando la excelencia de su café, digno de premios internacionales.
La misión fue doble: educar al consumidor local, que al inicio prefería el café más oscuro y tradicional, y a la vez, tecnificar y mejorar los procesos en las fincas. “Poco a poco se han ido mejorando los procesos, gracias a la tecnificación y a los productores que ven esto como un proyecto a futuro para que las generaciones continúen con el legado de un buen café“, explica Abel. La recepción en Ayacucho fue excelente; el público fue receptivo y muy curioso.

Superando los obstáculos
El camino no ha sido fácil. La principal dificultad fue la inversión. Al principio, Abel consideró empezar en Lima, pero la necesidad de un “fondo robusto” para alquileres y máquinas los hizo tomar una decisión clave: hacerlo en Ayacucho.
Esta decisión, impulsada por la necesidad, se convirtió en una fortaleza. Al establecerse en su tierra, lograron fortalecer la cultura del café de especialidad justo donde nace la materia prima.
La Gran Meta: Un Perú ganador

Mirando al futuro, la visión de Abel no es solo personal, sino de país.
“Me veo feliz preparándome un café en la mañana y ver que no solo son dos o tres productores nominados dentro de la Taza de Excelencia, sino que sean 20, 30”, confiesa Abel con orgullo.
Su mayor anhelo es que el producto Ayacucho sea reconocido por su gran valor en todo el mundo. Este sueño está más cerca que nunca con la reciente nominación entre las 100 mejores cafeterías de Sudamérica (@theworlds100bestcoffeeshops)

¡Es hora de apoyar el talento peruano!
La cafetería de Abel necesita de nuestro apoyo para entrar al ranking con el apoyo del público en la votación continental.
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