La mayoría de regímenes de adelgazamiento tienen tropezones por las llamadas ‘tentaciones alimentarias’. Explicando la frase, es cuando una dieta se podría terminar en un arrebato que va de una simple probadita a comerse una torta entera.
Es aquí cuando el paciente llama ‘pecado’ a su trasgresión alimentaria, pero hay que siempre ser claro con él y diferenciar los términos; es muy importante la diferenciación entre ‘tentación’ y ‘pecado’. La tentación no es pecado. La tentación es anterior al pecado. El pecado es el consentimiento de la tentación. Así que no es lo mismo ser tentado que pecar.
Debemos centrarnos entonces en la tentación. Aquí es donde la estrategia va orientada a combatir el hambre. Comer correctamente con metas específicas y buenas cantidades para controlar el hambre; esas dietas carenciales solo llevarán al fracaso a las personas. Consulta siempre a tu médico qué es lo mejor para ti.
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