POR: MIGUEL RAMÍREZ / Periodista de investigación
‘HEMOS VISTO UN MONTESINOS CONTRA MONTESINOS’. Con esa acertada frase, Luis Jochamowitz, el autor del libro ‘Ciudadano Fujimori’, resumió la cruenta lucha que libran los hermanos Keiko y Kenji Fujimori y que provocó la renuncia del presidente Pedro Pablo Kuczynski.
No hay duda que uno mandó a grabar al otro haciendo ofrecimientos indebidos para conseguir votos que salvaran a PPK de la vacancia. Los métodos siniestros empleados son herencia viva de Vladimiro Montesinos –el exasesor de su padre Alberto Fujimori– con quienes ambos vivieron durante 10 años y cariñosamente lo llamaban ‘Tío Vladi’.
Gina Haspel –la controvertida jefa de la CIA nombrada recientemente por el presidente Donald Trump– debería alistar en sus filas al congresista Moisés Mamani, pero principalmente a quien lo digitó para hacer las grabaciones que sepultaron al gobierno.
Una fuente de inteligencia en actividad dice que se trató de una operación profesional. La elección de Mamani fue debidamente estudiada. Reunía el perfil del infiltrado ideal: por su apariencia de provinciano poco culto y hasta marginado ninguno de sus interlocutores podía imaginar que sería capaz de grabarlos.
Luego –según el especialista– se escogieron a los principales ‘blancos’: los parlamentarios Kenji Fujimori, Bienvenido Ramírez y Guillermo Bocángel. Los tres, en efecto, han declarado que fue el mismo Mamani quien los buscó y se ofreció a votar contra la vacancia, a cambio de recibir apoyo en obras públicas para su pueblo… y ellos picaron el anzuelo.
Pero eso no probaba nada. También se tenía que implicar a personas del gobierno. Por eso se eligió al ministro de Transportes, Bruno Giuffra, y a Alberto Borea, el abogado del presidente, quien lo iba a defender en el Congreso.
Siempre según el analista, con las grabaciones de Giuffra se armó el plan para llegar al mismísimo presidente Kuczynski y también grabarlo. El último audio que difundió el congresista fujimorista Daniel Salaverry es la conversación entre Giuffra y Mamani, donde coordinan el encuentro de ambos con PPK en su casa de la calle Choquehuanca. Varias fuentes confirmaron que esa reunión se realizó y existe un registro fílmico de la misma, que Mamani y Salaverry aún no difunden. Se trataría de un chantaje.
Según especialistas, Mamani habría utilizado para sus grabaciones un ‘botón espía’, pequeñísimo dispositivo que se coloca en la camisa o saco. Es una minicámara de video que tiene una ranura para colocar una tarjeta MicroSD de hasta 32 GB de memoria. Las imágenes y los audios se pueden bajar directamente a una PC.
La Fiscalía deberá investigar a todos los involucrados, sin excepción.
Vuelta a la página, ahora queda apoyar al nuevo presidente Martín Vizcarra. Me quedo con esta frase de su discurso: “La división de poderes es la base de cualquier democracia y es fundamental que ningún poder avasalle los derechos del otro”. ¿Entenderán eso los fujiapristas? Nos vemos el otro martes.
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