Los suboficiales de la Policía Aladino Irigoin Chávez y Jorge Tarrillo Gálvez son más poderosos que cualquier general o ministro de Estado: son, además de chotanos, los hombres de más absoluta confianza del presidente Pedro Castillo en el Palacio de Gobierno.
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Ya desde hace varios meses, fuentes palaciegas le habían contado a este columnista la importancia que tienen estos subalternos en los quehaceres diarios del mandatario.
“Son sus mandaderos. Ellos le hacen todas las cosas secretas que Castillo no quiere que nadie se entere. Se reúnen varias veces al día a solas y luego salen a cumplir los encargos. Los dos eran patazas de los sobrinos del presidente que ahora están prófugos”, me cuentan los informantes.
Acompañan al presidente en todos sus viajes y a cuanta reunión asiste en Lima y en el extranjero, sobrepasando la autoridad del coronel Wilfredo Bernal Rabanal, el jefe de seguridad de Castillo.
También participan en las reuniones de los organismos de inteligencia y son íntimos con el jefe de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI), el mayor en retiro José Fernández Latorre, quien tiene su oficina al lado del despacho presidencial.
La importancia de estos dos policías fue descubierta el sábado pasado por Miguel Gutiérrez, el experimentado periodista del diario El Comercio. Gutiérrez, quien tuvo acceso a una información policial reservada, reveló que el suboficial Aladino Irigoin visitó varias veces al ministro de Transportes, Juan Silva, quien hoy se encuentra prófugo y es investigado por corrupción junto con Pedro Castillo.
La hija de dicho subalterno obtuvo jugosos contratos de hasta veinte mil soles cuando Silva era titular de ese portafolio.
Por su parte, el suboficial Jorge Tarrillo Gálvez también cumple un papel clave. En enero pasado, fue enviado a escoltar al congresista Pasión Dávila, de Perú Libre y miembro de la Comisión de Fiscalización que investiga a Castillo. “En la práctica, Tarrillo no ha sido cambiado. Su función es informar todo lo que ocurre en dicha comisión y averigua los pasos y diligencias que desarrollan sus integrantes”, señala la fuente consultada.
En efecto, en una de esas sesiones, el congresista Héctor Ventura, quien preside ese grupo de investigación, le llamó la atención a Tarrillo porque se comunicaba constantemente por su teléfono celular.
Pero allí no ha quedado su protagonismo. Tarrillo también visitaba el despacho del ministro prófugo, Juan Silva. En uno de los audios que el empresario y ahora colaborador eficaz Zamir Villaverde ha entregado a la fiscalía, el propio Silva menciona al policía.
En esa grabación, presuntamente realizada el día en que Villaverde le entregó cien mil soles a Silva, el mismo Silva le dice a Villaverde que llame a “Tarrillo”. Le dijo que no desconfíe del policía porque “es chotano”. Nos vemos el otro martes.
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