
Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un espectacular arroz con pollo con su papa a la huancaína al lado. Para tomar pidió una jarrita de naranjada heladita. “María, el caso de Richard Acuña y su bronca con la mamá de su hijita está que arde en los medios. Su exesposa, la modelo trujillana Camila Ganoza, le ha dado duro en la televisión y él ha contestado revelando toda la plata que le estaría dando para la manutención de la niña, una cifra que bordea los 42 mil soles.
El tema da para largo y seguro se irán sacando más trapitos, pues todo parece girar en torno al dinero. Lo que no se han detenido a pensar es en la menor, quien asiste a esta guerra en donde no tiene voz ni voto. Cómo debe ser ir al colegio todos los días y soportar las miradas de los padres de sus compañeritos. O tener que escuchar las diatribas de ambos padres, como si se estuvieran peleando por un botín.
Eso no es lo que se esperaría de unos buenos padres. Lo mejor es sentarse a conversar y conciliar. Pero esto no se puede hacer con cámaras de televisión de por medio. Ventilar nuestras intimidades en medios de comunicación masiva no debe hacerse.
Cuando uno es papá o mamá, nuestra psicología cambia. Ya no somos solo nosotros, sino que nuestro pensamiento incluye, necesariamente, a los hijos. Ese debe ser nuestro norte. Si la relación se acabó, pues ese es un tema de adultos. Para el caso de los hijos, uno debe pensar con la cabeza fría. En cómo hacer para que la separación no los afecte y tengan todo lo que uno puede darles para su desarrollo emocional y educativo.
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