El Chato Matta llegó al restaurante por un corderito al palo bañado en cerveza, acompañado de papitas doradas y ensalada fresca. Para bajar la grasita se tomó un emoliente con cebada calientito. “María, el gran Pancholón me escribió por wasap. “Somos sauna papá, muchas audiencias me tienen estresado, pero lo peor es que la abogada tóxica me acosa día y noche. Está obsesionada conmigo, baja urgente, pero cuídate de los maleteros y envidiosos que tienen el alma podrida y no son felices’.
Llegué volando y el gordito estaba eufórico. La cámara de vapor ardia a más de 50 grados con eucalipto, hierbaluisa, romero y sus cascarillas de piña y naranja. “Chatito, lo bueno es que estamos los dos solos. Te cuento que ya tengo todos mis pasajes para la Copa América. Llego a Miami el 15 de junio y me quedaré un mes por allá alentando a mi selección, pero la tóxica me ruega que la lleve… ‘Amorcito, yo estaré a tu lado para cuidarte, para hacerte tus masajitos y relajarte. Llévame Panchito, te amo, no puedo vivir sin ti’, me dijo.
‘Chato, no seas malo, cómo voy a llevar bocaditos al buffet, allá me espera mi coloradita a quien le hice el amor en un yate y no me olvida. Me está esperando y voy a dejar bien a los peruanos. La tóxica no corre. Debería ser como la grandota que disfruta conmigo en La Posada, dame que te doy, dormimos juntitos y si te he visto no me acuerdo. La pasamos bien y ya.
Te conté que la vez pasada me armó un escándalo porque me siguió hasta San Isidro y escuchó a la Sonerita, la brava de la salsa del Callao, quien gritó: “Saludos a Pancholón, que va a estar en Estados Unidos cubriendo la Copa América’ y se puso a cantar la famosa guaracha ‘Pedacito de mi vida, de Celina y Reutilio: “No puede vivir sin tiiii/mi angustiado corazón/toditas las noches cariñito/ me la paso en vela, mi amor en ti pensando y por ti sufriendo/ Vuelve pedacito de mi vida/ yo te lo suplico por Dios/no hagas desdichado a mi corazóooon... ‘Mi amor, le dije a la tóxica, lo que pasa es que no tienes visa, por eso no te llevo. Pero pasó algo alucinante. Empezó a googlear para saber qué requisitos piden para que le den la visa a Estados Unidos y viajar conmigo.
La verdad es que no la quiero llevar porque allá me voy a ver con mi gringa de Miami, Candy, a quien le hice el amor en medio del océano Atlántico y me decía: “Ohhh, ohhh, ohhh, Panchito, I love Perú, I love you’… ‘Eres malo, Pancho, no entiendo por qué eres tan malo conmigo si yo he sido leal contigo. Tienes muchas cosas buenas como hombre, pero como marido eres una basura, mujeriego, marica, me las vas a pagar””. Pucha, esa mujer le está deseando el mal. Ese señor Pancholón ya es demasiado mujeriego. Va a terminar viejo y solo por cochino y sinvergüenza. Me voy, cuídense.
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