El fotógrafo Gary llegó al restaurante por una causita con langostinos y un pescado a la chorrillana con rocotito molido. Para calmar la sed, se pidió una jarra de emoliente al tiempo. “María, la semana pasada conversaba con unos amigos extranjeros que radican desde hace algunos años en el Perú y me sorprendí cuando me deijeron literalmente: ‘Ustedes tienen un país maravilloso, lleno de riqueza cultural por su pasado inca y calidad gastronómica que es valorada en el mundo. La mayoría de gente es cálida, pero el gran defecto de muchos es la envidia’. Y me repitieron la consabida frase ‘un peruano es enemigo de otro peruano’. Me puse a reflexionar sobre el tema. No es algo menor. La envidia mata el alma, la envenena. Los que viven llenos de ese sentimiento no son felices, están llenos de mediocridad, deseando el mal del otro, que le vaya mal o fracase en lo que hace para ellos regocijarse. Tristes sus vidas, porque esa amargura y maldad que les carcomen el alma no los dejan progresar. Para surgir en la vida hay que trabajar mucho, ser honesto y optimista. El optimismo es la predisposición a entender y analizar la realidad desde su aspecto más positivo. Se caracteriza por una tendencia a confiar en que el futuro sea favorable, lo cual contribuye a afrontar las dificultades con buen ánimo y perseverancia. Una persona optimista logra identificar y valorar lo positivo de cada circunstancia o persona, intenta encontrar soluciones, posibilidades o ventajas. El pesimista, en cambio, tiende a desanimarse, ve todo como un cúmulo de inconvenientes. Ser optimista es una ventaja que cobra importancia en situaciones complicadas. Aquí te dejo algunos datos sobre lo positivo que es ser optimista:
- Mejor salud física y emocional. Los científicos han encontrado una relación entre el optimismo y una menor presión sanguínea o mejores niveles de grasa. Además, hay más predisposición a realizar actividad física, ingerir comidas sanas y dormir lo suficiente.
- Búsqueda de soluciones. Se enfrentan directamente a los problemas en vez de huir de ellos, idean un plan de acción, buscan ayuda o consejos de otros y se centran en las soluciones. El pesimista busca la negación, distanciamiento y evasión.
- Más persistencia. No se rinden con tanta facilidad como los pesimistas, lo cual le da más probabilidades de tener éxito.
- Refuerza el sistema inmunológico. El organismo de una persona positiva tiene más defensas, por lo que es menos propenso a enfermedades menores como la gripe y resfríos.
- Reduce el estrés. El optimismo puede proteger a las personas de la depresión y el estrés, incluso aquellas que corren un riesgo mayor de sufrirlos. Se ha demostrado que reduce los niveles de cortisol, la ‘hormona del estrés’”.
Mi amigo Gary tiene mucha razón. Trabajen y buenas vibras. Me voy, cuídense.