Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un estofado de gallina con arroz, lentejas bebé y sarsita criolla. Para tomar, pidió una jarrita de naranjada. “María, por fin ya está en el Perú la joven Pamela Cabanillas, alias ‘Mommy Yankee’, quien debe enfrentar a la justicia por los cientos de estafas con entradas a conciertos que cometió el año pasado. Cuando uno pensaba que llegaba arrepentida por lo que había hecho, se mostró desafiante y hasta hizo un gesto con los índices a poco de bajar del avión que la trajo de España.
Además, en sus primeras declaraciones minimizó lo que había hecho y dijo que ‘solo’ había vendido algunos cientos de boletos falsos para las presentaciones de Daddy Yankee, Coldplay y otros artistas que llegaron al Perú. Es decir, que de presentársele la oportunidad, volvería a delinquir para darse la gran vida en Europa y otros paraísos turísticos a costa de los incautos. Encima ahora afirma que está embarazada y que tiene amenaza de aborto. Ojalá le den una fuerte condena en la cárcel para que sirva de ejemplo a otros jóvenes que el crimen no paga y que no pueden ir por la vida estafando o robando para conseguir lo que desean.
La mejor vía para cumplir los sueños es trabajando, esforzándose y siendo creativo y resiliente. Imagínense que todos quisieran tener carro, casa, viajes fuera del país y buena ropa robando. Este país sería como una selva donde imperaría la ley del más fuerte. Por ello se necesita mano dura con los que delinquen. Nada de miramientos o pena. La sociedad está enfrentando una guerra a muerte con la delincuencia. Esta guerra la debemos ganar nosotros, los honrados, los buenos, los trabajadores. No los vagos, los corruptos, los delincuentes. Todos esos deben estar en la cárcel. Pamela Cabanillas, la ‘Mommy Yankee’, no es un buen ejemplo a seguir, no es el espejo en el que se deben mirar los muchachos.
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