Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó por su mondonguito a la italiana con zanahoria picadita, su rocoto molido y una jarra de emoliente tibiecito. “María, cuando estamos cerca de la Navidad y el Año Nuevo, el trajín diario, el caos vehicular, el recuerdo de las decepciones y las peleas con sus padres, el temor natural a una nueva etapa en la vida y el espíritu rebelde propio de su edad, hace que los jóvenes enfrenten una etapa difícil. Muchas veces se vuelven más difíciles de tratar y se muestran fríos e indiferentes no solo con sus padres, sino con todo lo que pasa en la familia. Los especialistas le llaman la ‘depresión blanca’, que también ataca a los adultos y que puede agravarse debido al fin de ciclo y el balance que se hace del año, lo que se logró y lo que no se pudo conseguir, los regalos que no se podrán comprar y otras causas. Este trastorno suele afectar el sueño, reduce el apetito, provoca irritabilidad, aislamiento social y pérdida de interés por las actividades cotidianas. Aunque es un periodo estacional, pues desaparece luego de cierto tiempo, los padres deben tener mucho cuidado para tratar que a sus hijos no los afecte, pues los hace sufrir y en algunos casos abre las puertas al consumo de alcohol y las drogas. Aquí te dejo algunas sugerencias para tus lectores.
- Mantén siempre la compostura. Los chicos a veces reniegan y hasta desprecian a sus padres. En esas ocasiones es muy importante aprender a mantener la calma. No debemos debilitarnos ni iniciar una explosión de ira.
- Invierte tiempo, energía y dinero para mejorar la educación de tus hijos. Eso será clave para sus vidas.
- Comparte con ellos y busca nuevas experiencias, lugares a donde no hayan viajado, deporte y espectáculos. A los jóvenes les aburre la monotonía.
- Muéstrales tu cariño, ábreles tu corazón y diles que son lo que más amas en el mundo.
- Siempre sé sincero con ellos y trata de cumplir lo que les prometes. Los jóvenes detestan la mentira.
- Sé firme en tus decisiones, no dudes y mantén un estilo de vida honesto con lo que estás predicando a tu hijo. Así te ganas su respeto y confianza.
- Adáptate a los cambios. Muchos padres no aceptan las evoluciones de sus hijos, su música, su cambio de look o sus juegos. Compréndelos y apóyalos.
- Si su conducta es un problema, es importante que conozcas las causas, puede que tenga algún problema en el colegio o la universidad, con algún amigo o la enamorada. Es el momento en que lo debes apoyar más”.
Mi amigo Gary siempre viene con sus precisos consejos. Me voy, cuídense.