Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un pescadito frito con sarsa criolla, arrocito blanco y yuca sancochada. Para tomar pidió una jarra de naranjada. “María, la atención de la salud en el Perú es para llorar. Muchas mamás duermen en la calle para sacar una cita para sus hijos en el Hospital del Niño y viejitos tienen que esperar hasta meses para un examen en EsSalud. Y de las medicinas, ni qué hablar. Nunca hay, lo que obliga a los usuarios a comprar en farmacias y a precio alto.
El otro día leí en una carta enviada a Trome cómo es la atención por emergencia en un hospital de Lima. Un señor había acudido por un fuerte cólico vesicular. En lugar de atenderlo de inmediato por el terrible dolor, el médico lo envió a pagar primero la atención y luego a comprar las medicinas. En farmacia se demoraron como media hora porque había cola y no tenían sencillo, y menos terminales para el pago con tarjeta. Hasta que le pusieron la inyección con el calmante pasó casi una hora. O sea, un pobre se muere de dolor sin que nadie lo atienda. ¡Ah!, pero para comprarle un carro de alta gama al exdirector de EsSaud, Arturo Orellana, valorizado en 226 mil soles, sí hay. También para charlas de enfoque de género en algunos hospitales y postas médicas.
Es decir, no hay plata para contratar más médicos, comprar medicinas y dotar de implementos a los nosocomios, pero sí para este tipo de charlas que no son gratuitas. El día que los congresistas, presidentes y ministros se atiendan ellos y sus familias en hospitales del Ministerio de Salud o en EsSalud, ese día creo que mejorará la atención. Así sufrirán lo que es madrugar para una cita o perder un día entero haciendo cola para medicinas.
Los que tienen plata van por eso a una clínica o se afilian a un seguro EPS, donde no van a tener estos problemas, pero les cuesta su dinero. Aunque no es el caso de millones de peruanos que solo tienen para comer. Dejen de gastar cientos de millones en consultorías inútiles y compren más medicamentos, construyan hospitales más equipados y contraten más galenos. El pueblo no tiene que sufrir tanto. Los únicos que la pasan bien son los congresistas que con nuestra plata reciben seguros privados gratis, andan en carros con escoltas y hasta en Navidad o Fiestas Patrias reciben aguinaldos suculentos.
Los médicos y personal auxiliar de los hospitales no tienen la culpa, hacen lo que pueden. Pero los administrativos deberían ser más empáticos y solucionar los graves problemas de salud que tenemos los peruanos. Y eso que estamos hablando de la capital. Cómo será la atención en esos pueblitos en medio de la selva o en la sierra. No me quiero ni imaginar. Ya es hora de que los peruanos dejen de sufrir”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.
Contenido GEC