Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por sus tallarines verdes con su plancha de hígado frito, sopa de menudencia y, para tomar, cebadita fría. “María, me enteré de la detención del jugador del Cantolao, Yuriel Celi, y de su compañero Bryan Reyna, en el Callao, por supuestamente tener droga y llevar una pistola. Espero que estos dos muchachos salgan del problema, pues tienen mucho futuro en el fútbol.
Más información: Yuriel Celi y Brian Reyna fueron detenidos en Dirincri del Callao por posesión de armas y drogas
Celi ha sido seleccionado juvenil y este año el histórico Racing Club de Avellaneda, en Argentina, se lo quiso llevar a sus filas. Reyna, en tanto, fue jugador del Mallorca de España y, según el diario Marca de ese país, fue desafectado este año por motivos disciplinarios. El club isleño decidió darle de baja, por saltarse el toque de queda debido a la pandemia, e incluso llegó a estar arrestado durante algunas horas.
No vamos a lapidar a estos jóvenes deportistas porque aún están a tiempo de cambiar. Talento tienen, solo falta alguien que los conduzca bien y les haga saber lo bueno de la vida. El mensaje va para los cientos de adolescentes y jóvenes del país que se ven tentados por las drogas, el alcohol y la delincuencia. No solo en el barrio, sino también en otros ámbitos, como el colegio o la universidad.
En esta sociedad consumista y hedonista, donde para ser admirado debes vestir con ropa de moda, usar aparatos tecnológicos de alta gama y manejar un buen carro, los jóvenes pierden la perspectiva de las cosas. Esto pasa más en los futbolistas, los nuevos dioses del Olimpo, muchos de los cuales a temprana edad ganan miles de dólares que un buen profesional recién lograría luego de muchos años de trabajo. Como decía, la tentación está a la vuelta de la esquina. Para eso los padres deben estar alertas ante algún cambio en sus hijos adolescentes.
Gary tiene razón. Me voy, cuídense.
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