Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por unas cachemas fritas con arrocito graneado, papas doradas, ensalada de tomate y cebollas con bastante juguito de limón y, para tomar, un refresco de maracuyá friecito. “María, el escándalo provocado por el supuesto influencer ‘Makanaky’ ha puesto la atención sobre un problema que lleva años, no solo en el Perú, sino también en el mundo. Se trata del consumo de internet y el uso de las redes sociales que hacen los más jóvenes, nuestros hijos.
El tal ‘Makanaky’, en entrevista con el exboxeador Jonathan Maicelo, confesó que participó en la violación sexual de una menor de edad hace años. Lo dijo riéndose, como si fuera una palomillada. Se trata de un delito gravísimo y abominable que merece varios años de prisión. Ya comenzaron a investigarlo. Pero su caso sirvió para poner la atención sobre otros sujetos, más o menos populares, que utilizan las redes y hasta hacen presentaciones en vivo, donde se mofan de la desgracia de otros, hacen escarnio de las personas que son diferentes. Van dejando mensajes de odio disfrazados de bromas. Y muchos chicos pagan por verlos y les celebran las tonterías que dicen.
Están normalizando conductas muchas veces violentas ante personas jóvenes sin el criterio suficiente para diferenciar lo bueno de lo malo. Eso ocurre porque hoy los chicos se pasan varias hora al día viendo cualquier cosa en redes, en lugar de leer un libro, de cultivarse.
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