Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un plato de chanfainita con tallarín rojo y su respectivo rocotito molido. Para tomar pidió una cebadita tibia. “María, qué orgullo deben sentir los padres de la joven Valeria Aleia Emilia Gonzales Blas, de 18 años de edad, quien ocupó el primer lugar en el examen de ingreso a la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI).
Ella superó a cinco mil postulantes y este año ya había logrado el ingreso a otras universidades, liderando el cómputo, como en la Universidad del Callao. Como es el caso de otros estudiantes de universidades nacionales, ella proviene de un hogar modesto. Su papá diseña páginas web y su mamá trabaja en una empresa de imprenta. Todos festejaron a la peruana: comiendo un rico pollito a la brasa. Valeria se ha convertido así en un ejemplo para todos los jóvenes peruanos, en el sentido de que la conquista de los sueños se basa en el esfuerzo, el estudio y la dedicación. Cuando acabe su carrera seguro conseguirá un gran trabajo y aportará al desarrollo del país.
Ese es el espejo en el que se deben ver los muchachos. No en las drogas, el pandillaje o la estafa, como pasó hace poco con la llamada ‘Mommy Yankee’, Pamela Cabanillas, quien junto a otros jóvenes estafó por casi un millón de soles con el cuento de las entradas a conciertos de Coldplay, Daddy Yankee y otros artistas. Muchos jóvenes piensan que para alcanzar el éxito en la vida, es decir, el carro nuevo, el depa, los viajes al exterior y el celular de alta gama, hay que delinquir. Eso no es cierto.
Muchos acaban en la cárcel o perseguidos por varios años por la Policía. No digo que la juventud no se tenga que divertir, ir a fiestas, al cine o tomar licor, pero todo tiene su momento y lugar. No todo en la vida es relajo, porque no siempre seremos jóvenes. Por eso hay que estudiar, trabajar y ahorrar todo lo que se pueda. Y, sobre todo, hay que luchar por hacer realidad nuestros sueños, pero desde el lado de la legalidad y el esfuerzo.
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