Este Búho se entristeció con la noticia de la muerte del actor David Soul, quien se hiciera famoso por encarnar al detective ‘Hutch’ en la entrañable serie policial ‘Starsky & Hutch’. La noticia me obligó a ingresar al túnel del tiempo. Año 1978. En tiempos en que vivía en la mítica Unidad Vecinal Mirones. Veíamos el Mundial de Argentina en una televisión a colores, gracias a un vecino. Habían grandes series de televisión en Panamericana y la rompía una de dos detectives de California, el rubio Ken ‘Hutch’ Hutchinson (encarnado por David Soul) y Starsky (divertido y enamoradizo Paul Michael Glaser), de la serie de televisión ‘Starsky & Hutch’ (1975-1980).
Puse mi mente en retroceso porque en las redes fue tendencia el nombre de David Soul y los chibolos tiktokeros estaban en ‘bolero’. Su quinta esposa, la inglesa Helen Snell, anunció que su esposo murió en Londres sin revelar la enfermedad que padecía. Este columnista desde niño fue un romántico decadente. Siempre viví mi vida con mi propio ‘soundtrack’. Y aquel año 1977 acababa la secundaria ‘enamorado’ (¿en verdad era amor?) de una chiquilla de catorce de mi barrio y escuchaba en la radio una balada que me hacía poner los ojos de carnero degollado y me obligaba a pensar en mi ‘noviecita’, y se la dedicaba cantándosela en mi inglés masticado del cancionero de mi hermana, el ‘Funky Hits’. Era el tema ‘Don’t give up on us’ (No te rindas cariño) de David ‘Hutch’ Soul. O sea, era el famoso actor de la serie policial y un tremendo cantante aquel año de 1977; esa balada fue número uno del ranking Bilboard en Estados Unidos por varias semanas, al igual que en Inglaterra. Yo la escucho hoy en día y en verdad todavía se me pone la piel de gallina.
Eran los años de la dictadura militar de Morales Bermúdez (1977-1980) y la televisión se vio inundada de grandes series norteamericanas. Quienes fuimos infantes en tiempos de los militares, crecíamos con la errónea idea de que vivíamos en un mundo perfecto. El general Velasco te decía que había reforma agraria y solo proyectaba la arenga de ‘¡campesino, el patrón no comerá nunca más de tu pobreza!’, pero ningún periódico o canal hablaba de que habían arrebatado sus propiedades a sus legítimos dueños y que en la sierra se producían invasiones ilegales de tierras y la represión mataba a centenares de hombres del campo.
En la premiación de una espada de honor de la Escuela Militar de Chorrillos, el aplicado alumno condecorado, al preguntársele qué quería ser cuando egresara, dijo: ‘¡Presidente!’. O sea, un golpista total. Morales Bermúdez era íntimo del dictador argentino Rafael Videla y deportaba opositores a las mazmorras argentinas en Jujuy de acuerdo al siniestro ‘Plan Cóndor’. Periodistas y demócratas fueron deportados a Argentina. El contrabando de Betamax y televisores a color era digitado por generales corruptos. Como no había libertad de prensa las mafias en el poder campeaban y este columnista adolescente veía programas a color en la TV de mi amigazo ‘Lalo Bacán’. Como les digo, ‘Starsky & Hutch’ era la serie preferida. Los protagonistas eran dos detectives de Policía de civil californianos, el castaño y fornido David Starsky y el estilizado rubio Kenneth ‘Hutch’ Hutchinson, quien representaba a un tipo de policía más intelectual.
Eran conocidos por manejar un veloz y distintivo Ford Gran Torino rojo con una larga pipa blanca pintada, propiedad y orgullo de Starsky (Hutch poseía un auto muy viejo -criticado siempre por su compañero-, y alguna vez se refirió al coche de Starsky como ‘tomate con rayas’). Su jefe era el zambo capitán Harold Dobey (Bernie Hamilton) y su contacto en el ‘bajo mundo’ un extravagante ‘soplón’, el negro apodado ‘Huggy Bear’ (Antonio Fargas). Veinticinco años después de que se dejara de emitir en televisión, y como parte de toda una tanda de remakes de antiguas series, el show fue la inspiración para la película ‘Starsky & Hutch’, realizada en 2004 y protagonizada por Ben Stiller y Owen Wilson, además de Carmen Electra y el rapero Snoop Dogg interpretando a ‘Huggy Bear’. Con David Soul se va una parte de esos imborrables recuerdos de la juventud. Apago el televisor.