Este Búho cree que a estas alturas del partido, en que la justicia pone en el banquillo a los miserables que intentaron ‘levantarse en peso’ al Perú, dar un golpe y perpetuarse en el poder, como Pedro Castillo y su banda, resulta increíble que haya personajes como Verónika Mendoza o la exministra Anahí Durand, la misma que renunció a su partido para seguir prendida de la teta del Estado, que se pasean por Europa con el burdo cuento de que ‘la derecha le dio un golpe al profesor para instaurar un gabinete cívico militar’.
Felizmente, el tiempo y las declaraciones de sus compinches, como Salatiel Marrufo, o sus ‘coimeadores’, como la empresaria Sada Goray, quienes entregaron millones cuyo destino final eran las manos del cajamarquino, siempre ponen las cosas en su lugar.
Me parece patético que esa gente pretenda que volvamos a vivir la infausta ‘era Castillo’. Es indignante que esas señoras no sientan vergüenza ni escozor al asistir a los testimoniales donde implicados en una mafia reconocen que pagaron nueve millones a Pedro, a su ministro Geiner Alvarado, a Marrufo, a los sobrinos y a los hermanos del chotano para ‘capturar’ el Fondo MiVivienda, la Superintendencia de Bienes Nacionales.
Todo para apropiarse de terrenos del Estado y obtener 300 millones para sus truchos proyectos. Cuando sucedía este y muchos otros inmorales desfalcos al Estado, parte de la izquierda, con esos que se decían que son la ‘reserva moral’, fungían de cómplices del profesor recibiendo repartijas en ministerios.
Y mientras el periodismo de investigación desnudaba cada domingo que el gobierno del ‘campesino honesto’ se había convertido en un pozo séptico, estos personajes se habían pintado el pelo de rubio como Shakira y se volvieron ‘sordos, ciegos y mudos’ a cualquier grave denuncia contra el corrupto presidente.
En más de un año y medio no dijeron ni pío. Ni cuando el profesor nombró como ministro de Trabajo a un senderista. Esa izquierda no tiene autoridad moral y es también culpable de azuzar en las asonadas violentas que estallaron después del fallido golpe y su vacancia. Pero esta gente no escarmienta. Si bien nunca hubo una ‘toma de Lima’, sino un intento de trasladar esa escalada de violencia trágica del sur a la capital, buscando repetir el número de víctimas y así forzar una renuncia de Dina Boluarte, no lo lograron y ahora anuncian la ‘tercera toma de Lima’.
Aquí no solo van a tener protagonismo los castillistas, los senderistas del Movadef, sino que se va a sumar con todo la izquierda ‘caviar’, Patria Roja y el cascarón del Titanic llamado CGTP. El objetivo es claro. El pobre diablo de Castillo ‘ya fue’.
Seguirá teniendo doce o más abogados impresentables para repetir más cuentos que Esopo sobre su indiscutible asonada golpista. Se hundirá en una prisión. Lo abandonará esa izquierda que antes lo sangró, y ahora buscan, en su delirio, acceder al poder directo.
Ya se cansaron de treparse al coche del ganador: Toledo, Ollanta, PPK, Vizcarra. Ahora alucinan con llegar ellos solos si las elecciones se adelantan. Pero necesitan ‘bajarse a Dina’. En vista que el Congreso apuesta a terminar el mandato constitucional de la presidenta, lo piensan lograr al ‘guerrazo’.
Están desesperados y se jugarán el todo por el todo. No les importa que poco a poco se está reactivando la economía y el turismo vuelve a levantarse. Las oscuras ambiciones políticas buscan volver a incendiar la pradera contra la mayoría de los hombres y mujeres que solo desean trabajar en paz. Después hay muertes y llaman a las cortes internacionales. Apago el televisor.
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