Este Búho lamenta el reciente fallecimiento de un personaje muy popular como Tongo debido a la diabetes y la insuficiencia renal, dos enfermedades peligrosas. Tengo muchas anécdotas con el gran Abelardo Gutiérrez, que en su momento se las contaré. Es que dada mi labor como periodista he conocido a todo tipo de personajes, escritores, políticos, artistas, futbolistas. En más de treinta años en este oficio, siempre mantengo los ojos bien abiertos para contar historias.
Recuerdo que un tiempo trabajé en una revista y los fines de semana me iba a los conciertos de cumbia en Lima y provincias. Así conocí al gran ‘Papá’ Chacalón, por intermedio de mi amigo Julián Peña, el recorrido periodista del género folclórico y tropical. ‘Tienes que conocer a Chacalón, el pueblo lo ama. Recibía a las personas que le pedían ayuda para comprar medicinas, pero atendía a los que venían con receta. No daba plata en efectivo. Al toque mandaba a uno de sus ‘chacales’ con el dinero para que vayan a la farmacia más cercana. Uno veía unas colas de enfermos al costado del escenario’.
Lorenzo fue el verdadero ídolo de esa Lima provinciana que llegaba por millares a las pampas y cerros aledaños a la ciudad. Justamente su más grande éxito, ‘Muchacho provinciano’, se convirtió en un himno para los migrantes. Sus conciertos eran multitudinarios en la entonces ‘Carpa Grau’. ‘Cuando Chacalón canta, los cerros bajan’ era el lema de sus seguidores.
De niño, empezó cantando huaynos en los maleados bares y restaurantes de San Cosme y La Parada, para ayudar a su familia. También fue vendedor ambulante de humitas y aprendió el oficio de zapatero. Pero lo suyo era la música. A los 15 años formó la banda Los Amigos del Bar.
Este columnista lo entrevistó en 1991, cuando estaba en su mejor momento, en su casa-búnker frente al cementerio El Ángel, un condominio cerrado con seguridad privada en medio de un barrio movidazo de Barrios Altos. Juan Carlos Tafur, entonces director de la revista para emprendedores ‘Éxito’, que se obsequiaba a los miles de comerciantes de Gamarra y otros emporios, me encargó: ‘Anda, busca a Chacalón, que te abra las puertas de su hogar, muéstrales a nuestros lectores cómo vive, cómo duerme, qué come, te reservo la portada y cuatro páginas interiores... no olvides que Chacalón es el ídolo del pueblo’.
Llegamos a su condominio con el rubicundo fotógrafo Miguel Carrillo y alucinamos con su inmenso ‘lanchón’ Dodge pintado de color blanquiazul, porque era fanático del Alianza Lima. Pero eso no fue nada, luego nos dijo: ‘Vengan a ver mi santuario. Ningún periodista lo ha visto’. Y en medio de la sala tenía un altar enmarcado en vidrio con la fotografía gigante del histórico equipo blanquiazul que se perdió en el mar de Ventanilla. Además, había hecho colocar losetas blancas para que un talentoso alumno de la Escuela de Bellas Artes pintara en ellas los rostros de todos los jugadores y el comando técnico que fallecieron en el fatídico vuelo de regreso de Pucallpa.
EL VERDADERO CHACALÓN
Ese día no estaba Dora Puente, su esposa. ‘Los invito a almorzar’, nos dijo. Pensábamos que iba a mandar a comprar comida, pero nos sorprendió: ‘Quiero que su revista muestre al verdadero Chacalón’ y se puso un mandil y nos preparó un contundente lomo saltado jugosito.
Creí que iba a destapar una ‘chelita’ para acompañar la comilona, pero abrió un botellón de gaseosa. Allí comprobamos que tenía debilidad por lo dulce y eso aceleró su problema con la diabetes. Durante la comida nos contó las partes difíciles de su vida, como que había estado un año en el penal de Lurigancho por una bronca con pico de botella con un borracho que quiso agredirlo por un lío de faldas.
Pero en lugar de salir a delinquir, siguió con la música. Su hermano Alfonso, el famoso ‘Chacal’, cantante del grupo Celeste, lo jaló para que lo reemplazara en la agrupación. Ese fue su despegue. Se volvió una estrella de la emergente música chicha y en 1978, con el músico, arreglista y compositor José Luis Carvallo, formaría su propio grupo, Chacalón y la Nueva Crema, en homenaje al grupo de rock inglés Cream, de Eric Clapton.
Con esa fusión de rock, cumbia y huayno se volvería legendario y miles de gargantas bailarían y cantarían en la mítica ‘Carpa Grau’ su tema ‘Viento’: ‘Viento, vuelve a ser como ayer/ Viento, vuelve a ser como ayer/ Como aquellos días en que yo vivía/ Junto a mi bohío y la madre mía/ Como aquel entonces tan solo era un niño/ Y en esa pobreza qué feliz yo era/ Viento, vuelve a ser como ayer para sentir el comienzo de mi vida/ El comienzo de mi historia. ¡Vientoooo!’.
Chacalón en Trampolín a la Fama
Su punto culminante lo llevó a ‘Trampolín a la fama’, donde llegaban artistas consagrados como Raphael. Pero en 1994 falleció por una desgraciada diabetes. A su entierro llegaron más de treinta mil personas y hoy su tumba es visitada cada día por gente humilde que le deja flores y le pide un milagrito. Ahora estaría ayudando a los damnificados por los huaicos. Apago el televisor.
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