“¡Un día histórico!” vivió este sábado Venecia (Italia) tras activar, por primera vez, el sistema de dique móviles artificiales para impedir las inundaciones que desde hace siglos deterioran su inmenso patrimonio histórico.
Residentes y turistas se reunieron pese a la ola de mal tiempo frente a los canales para asistir a distancia al levantamiento de las 78 compuertas del sistema, conocido con el nombre de Mose (Moisés).
“Un día histórico, marca un antes y un después para Venecia”, reconoció el diario local “Il Gazzetino”.
Con las lluvias torrenciales y vientos se calculaba para este sábado una subida de las aguas de unos 135 centímetros hacia el mediodía, por lo que las autoridades decidieron elevar la barrera que impide la entrada del mar en la laguna y evitar así las inundaciones que sufre la ciudad, formada por 118 islas.
“Es mucho mejor para Venecia. Hoy las tiendas permanecieron abiertas mientras que ayer muchas estaban cerradas. Y no necesitamos usar las pasarelas de madera” instaladas en la plaza de San Marcos, frente a la basílica, comentó Eric Faure, un turista francés.
Satisfacción y esperanzas
“Estamos satisfechos, sobre todo por la gente, porque la ciudad está viva, adquiere sentido. No solo se salvan museos y palacios sino que se facilita la vida en la ciudad”, se felicitó el alcalde de Venecia, Luigi Brugnaro.
La ambiciosa obra de ingeniería, que había suscitado críticas y controversias y que se demoró más de 15 años en construcción, se puede elevar en 30 minutos y luego desaparecer completamente bajo el agua cuando no está activada, una estructura única en el mundo.
En Estados Unidos y Holanda se han construido barreras en el mar pero ninguna desaparece completamente bajo el agua.
“Hay solo un pequeño charco en la plaza”, asegura Claudio Vernier, quien recuerda que el agua podía llegar hasta las rodillas en ese punto de la ciudad.
Muchos recuerdan la fatídica fecha del 12 de noviembre del año pasado, cuando Venecia sufrió la peor inundación desde 1966 y la ciudad quedó paralizada con el agua hasta las rodillas.
Las aguas sucias y saladas se arremolinaron ese día alrededor de las tumbas de mármol de la célebre cripta bizantina de la basílica de San Marcos, que sufrió graves daños.
“Hoy es un día de esperanza”, confesó el Patriarca de Venecia, Francesco Moraglia, que ha movilizado recursos para restaurar el magnífico monumento.
La Asociación de Comerciantes de la Plaza de San Marcos, que ha registrado una fuerte crisis por las inundaciones, la cual se ha agravado con la pandemia de coronavirus, también siente que se abre una nueva etapa.
Ideado en los años 1980, el sistema tenía que estar listo hace tres años pero se atrasó por escándalos de corrupción y sobrecostes, y hasta ahora ha costado unos 7.000 millones de euros.
La ciudad, clasificada patrimonio mundial de la Humanidad por la Unesco en 1987, descansa sobre millones de zancos clavados en el lodo hasta llegar a un fondo más sólido, los cuales sostienen palacios y casas.
Pero el aumento del nivel del mar y el flujo constante de cruceros han contribuido a roer los pantanos y bancos de lodo circundantes.
“Esperemos que el sistema siga funcionando. Así se puede salvar Venecia”, sostiene Nicoletta De Rossi, de 56 años.
Fuente: AFP