Los crímenes sexuales contra menores de edad siguen apareciendo en todo el mundo y generan la aparición de justicieros que quieren cobrar venganza con sus propias manos. Ese fue el caso de un prisionero de Australia que no soportó que su nuevo compañero de celda fuera un asesino y pedófilo.
Todo empezó cuando Adam Davidson, quien cumplía condena por robo en una prisión de Australia, se enteró de los crímenes de su nuevo compañero de celda. Se trataba de Brett Peter Cowan, un sujeto que fue condenado por pedofilia.
Durante un mes planeó una tortuosa venganza. Es así que cuando llegó el día, les pidió a los reos que estaban jugando cartas con Cowan que se retiraran. En ese momento le vertió un balde con agua hirviendo encima.
La venganza de Davidson dejó graves e imborrables secuelas en la piel a Cowan. ‘No quería matarlo. Solo quería herirlo. Que sintiera dolor’, admitió el justiciero de 31 años ante las autoridades penitenciarias.
Como consecuencia del ataque, la piel del rostro, pecho, espalda y piernas de Cowan se le empezó a caer. Las ampollas duraron semanas para curar y las cicatrices dejaron marcas perennes en su apariencia, las mismas que hasta borraron sus tatuajes, según informó Daily Mail.
Adam Davidson recibió tres años por el ataque contra Cowan, aunque hoy está en libertad condicional. ‘Pensaba que no debía estar con esos abusadores sexuales. No podía ir a ningún lado, así que organicé mi propia venganza’, dijo.
Brett Peter Cowan secuestró, violó y asesinó a Daniel Morcombe, un niño de 13 años que desapareció en el 2003. Sus padres tuvieron que esperar casi 8 años para ver en la cárcel al verdugo de su hijo, quien finalmente fue acusado de homicidio.
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