La indisciplina social que acompañó la coyuntura de dos años de pandemia, y que retrasó los esfuerzos de las autoridades, creció enormemente por los jóvenes que siempre encuentran una justificación para trasgredir las normas, lo que a la larga les pasará factura.
El psicólogo social Jorge Yamamoto aseguró que los peruanos si bien le hemos perdido el miedo al contagio del COVID-19, la viruela del mono y otras enfermedades recientes, porque la mayoría ya se encuentra vacunado del coronavirus, hay situaciones en la que no discernimos entre el bien o el mal a la hora de salir a una reunión o discoteca y bebemos sin tener autocontrol.
“Los adultos jóvenes están teniendo conductas suicidas, hacen lo que se les da la gana y el ‘qué vivo que soy’ los empodera más”, explica. Incluso, el salir y pertenecer a un grupo o masa les hace sentirse empoderados a los jóvenes entre los 18 y 25 años.
Yanamoto aclara que los peruanos somos bebedores sociales y que el alcohol forma parte de nuestra vida cotidiana a la hora de sociabilizar con los demás, pero que, debido al estrés y la ansiedad, su consumo ha crecido.
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PLACER VS. FELICIDAD
Para el ex director del Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado, Martín Nizama, esta sociedad se ha deshumanizado, cosificado (trata a los demás como objetos) y prioriza el placer más que la vida.
“Los jóvenes ahora asumen que el placer les da felicidad, cuando es todo lo contrario. Hemos dejado la espiritualidad y los valores para sumergirnos en un mundo de diversión en donde solo importa el ‘yo’”, añade el psiquiatra.
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¿QUÉ HACER PARA CORREGIRLOS?
El también director de la clínica Nizama revela que todo parte de la familia como célula de la sociedad; sin embargo, ahora solo se les ve como proveedores. “Es más fácil estar con un amigo que con los padres, porque todo está basado en el individualismo. Los niños mandan y los padres obedecen”, revela.
Aconseja que, si queremos que nuestros hijos sean obedientes, debemos ponerles límites desde pequeños y no de adolescentes, porque es muy difícil que puedan influir en ellos sin la ayuda de un experto.
En tanto, Yamamoto aclara que nadie aprende sin recibir una lección. “No pretendamos corregirlos a los 25 o 30 años, cuando están formados. Desde ya hay que establecer rutinas de alimentación, estudio, actividad física y relacionamiento”, dijo.
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