
Los seres humanos somos sociales por naturaleza y, en la tercera edad, mantener vínculos importantes es clave para el bienestar emocional.
La soledad no deseada puede afectar a la salud mental, aumentando el riesgo de depresión y ansiedad.
Por eso, es esencial estrechar los lazos con la familia, los amigos y la comunidad.
La psicología destaca que sentirse valorado y escuchado refuerza la autoestima y protege contra el deterioro cognitivo.
Compartir historias, recordar momentos felices y participar en actividades de grupo estimula la memoria y la sensación de tener un propósito.
Es importante mantenerse activo en la vida social: apuntarse a clubes, aprender nuevas habilidades o simplemente charlar con los seres queridos puede marcar la diferencia.
La tecnología también es una gran aliada para mantenerse en contacto. Cultivar relaciones sanas no solo enriquece la vida, sino que también prolonga la felicidad y la salud mental en esta etapa.
Contenido GEC