Actualmente, vemos más casos de violencia en los colegios y muchos padres la ‘justifican’ diciendo que es una consecuencia de la pandemia y el uso excesivo de las redes sociales y los videojuegos. Sin embargo, cometen un error porque esas conductas agresivas tienen origen, por lo general, en el núcleo familiar.
“La agresividad en los chicos aparece cuando tienen padres muy estrictos, permisivos o ausentes. Por eso, el estilo de crianza y el entorno son fundamentales para que nuestros hijos crezcan con valores definidos y puedan controlar mejor la ira y frustración. Además, tienen que saber que hay límites y toda acción trae consecuencias”, señaló la psicóloga Mayra Velásquez Puelles.
Qué hacer
♦COMUNICACIÓN. Conversa con tus hijos todos los días, date unos minutos para saber qué les pasa, recuerda que no se trata de decirles ‘¿cómo te fue?’, mientras estás revisando tu celular o haciendo otras cosas. Siéntate y míralos a los ojos, que noten que estás interesado en sus palabras.
♦NORMAS DE CONVIVENCIA. Establece acuerdos en casa y cuida que todos los cumplan. Explícales cada norma a tus niños, según la edad que tengan, para que puedan comprenderla y respetarla. Diles qué se puede hacer y qué no.
♦REFUERZA LO POSITIVO. Si cometió un error, haz que reflexione, que vea las consecuencias de sus actos y juntos busquen soluciones. No está bien ‘destacar’ solo lo negativo.
Sabías que...
Muchos niños y adolescentes no han aprendido a manejar situaciones conflictivas de manera pacífica y constructiva por muchos motivos. Por eso es importante inculcarles una crianza equilibrada y positiva desde chiquitos.
AGRADECIMIENTO: INSTAGRAM (@psicologa.mayra.puelles)
¿Qué pasa en el cerebro de tus hijos cuando les gritas? ¿Afecta su desarrollo y personalidad?
‘¡Ya cállate, Luchito!’, ‘¿Por qué no entiendes, Juanito?’, ‘¡Pepito ven aquí, ahorita!’, ‘¡Todo lo haces mal!’. Estas son solo algunas frases que los padres suelen usar para corregir a sus hijos y hacerse ‘respetar’. Piensan que así están criando positivamente a sus retoños, pero están equivocados. Esto repercutirá de modo negativo en su adolescencia y adultez.
“Los niños que reciben gritos como medida de disciplina habitual aprenden patrones de acción desadaptativos y disfuncionales. Incluso podrían desarrollar un patrón de conductas impulsivas, agresivas o, por el contrario, una timidez extrema, miedo y sometimiento”, advirtió la psicóloga clínica Mayra Velásquez Puelles.
Para la especialista cuando le gritas a tus hijos su cerebro hace lo siguiente:
1. BLOQUEA su proceso de aprendizaje, empieza a cuestionar lo que sabe.
2. ENVÍA SEÑALES DE PELIGRO, inseguridad y amenaza.
3. SE ACTIVA EL MIEDO, empezarán incluso a temblar y tartamudear.
4. LIBERA HORMONAS, como la dopamina y adrenalina que hacen que el menor quiera huir del lugar y hasta escaparse de la casa.
5. DESARROLLA PROBLEMAS de conducta. Puede mostrarse agresivo con los demás porque piensa que está bien o es normal ese comportamiento.
6. TRAE A LA MEMORIA recuerdos negativos, los cuales producen estrés, ansiedad, angustia y hasta depresión, en algunos casos.
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