Es importante responder las dudas e inquietudes de tus retoños para que amplíen sus conocimientos. Foto: Composición / iStock.
Es importante responder las dudas e inquietudes de tus retoños para que amplíen sus conocimientos. Foto: Composición / iStock.

Entre los tres y cinco años de edad se da la famosa etapa de . Empiezan a hacer preguntas que muchas veces ponen en aprietos a los padres porque no saben cómo responderlas.

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En esta etapa los chicos ya han aprendido a hablar de forma más fluida y se topan con nuevas situaciones que les resultan extrañas o novedosas. El problema aquí -según los expertos en crianza positiva- es la manera de responder de mamá o papá, a veces recurren a frases como: ‘no te importa’, ‘no seas tan preguntón’, ‘eres chismoso’ o ‘qué metiche eres’. Este es un grave error, pues están sembrando el miedo en los menores y eso afectará su buen desarrollo emocional.

Tus retoños pueden preguntar cosas que ni te imaginas, pero las interrogantes más comunes son:

1. ¿Por qué la gente muere?, ¿a dónde va la gente cuando muere?

2. ¿De dónde vienen los niños?, ¿los trae la cigüeña?

3. ¿Los monstruos existen?, ¿están en mi cuarto?, ¿están en el armario?

4. ¿Por qué no tengo papá (o mamá) como los demás niños?

5. ¿Por qué mi amigo tiene la piel de otro color?

6. ¿Por qué la gente hace cosas malas?

7. ¿Cuando muera iré al cielo?

¿Qué hacer?

Debes responder las interrogantes de tu hijo y tratar de abordarlas con naturalidad y según la edad que tenga. Si no estás preparado para dar una respuesta en ese momento, dile que más tarde hablarás con él del tema; pero hazlo, no lo dejes con la duda. Y por ningún motivo le grites o pegues cuando pregunte.

Beneficios

La curiosidad de los niños tiene muchos beneficios como: estimular su cerebro y facilitar el aprendizaje de cosas nuevas, y mejorar su capacidad de comunicación y raciocinio.

Si no respondes sus dudas e inquietudes...

♦Puede darse una reducción de la confianza. Si tus hijos sienten que no pueden obtener respuestas de ti, podrían empezar a sentir que no pueden confiar en ti para obtener apoyo o orientación. Esto podría debilitar la relación de confianza entre padres e hijos.

♦Y también los pequeños tendrán frustración y desinterés al no tener respuestas. Además, perderán el interés en aprender. Esto podría llevarlos a dejar de hacer preguntas y a no buscar respuestas en el futuro.

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