Dicen que una ‘canita al aire’ se puede perdonar, ¿pero qué sucede cuando el engaño es reiterativo?, ¿qué pasa por la ‘cabecita’ de esos hombres que son infieles una y otra vez? y, sobre todo, ¿podrá cambiar?
La psicóloga Juliana Sequera explica que detrás de estas infidelidades repetitivas existe una adicción a conquistar mujeres, una búsqueda constante de sentirse reconocidos y valorados por el sexo opuesto, y hasta un trastorno compulsivo sexual.
“Al igual que existen adicciones al alcohol o drogas, también hay hombres que son adictos a las mujeres. Si solo queda en enamorarlas, podríamos hablar de una adicción a la conquista, pero si hay intimidad sexual, ya sería un trastorno compulsivo sexual, también llamado hipersexualidad, donde buscan satisfacerse sexualmente con varias mujeres. En ambos casos hay una patología, una mente enferma que busca placer y sin tratamiento no va a cambiar”, indica la especialista.
Agrega que el infiel compulsivo nunca se separará de la esposa por decisión propia porque tiene la comodidad y el cariño del hogar, pero por otro lado, la diversión y el placer de las amantes. “Este tipo de infiel no busca compromiso, solo reafirmar su hombría. A menudo son personas con un vacío emocional inmenso y bajísima autoestima”, asevera.
DATITO
Aquellos hombres que tienen la hormona de la testosterona más elevada son más propensos a engañar a sus parejas, ya que presentan mayor deseo sexual que el promedio.
A este tipo de hombres no les basta tener una sola mujer, ellos siempre van por otra, otra y otra, con quienes tienen relaciones paralelas a fin de sentirse reconocidos y queridos por varias amantes a la vez. Esta conducta se denomina síndrome de Don Juanismo, según la psicóloga Juliana Sequera.
“Detrás de este tipo de conducta está el síndrome de Don Juanismo, que es la adicción a conquistar mujeres, a sentirse reconocido y amado por varias amantes a la vez, solo les importa satisfacer sus fantasías y necesidades con distintas mujeres. Hay una búsqueda constante de placer”, comenta.
“También existen los adictos a la química del amor. Recordemos que la pasión y la química duran en nuestro cerebro de dos a tres años, y cuando eres adicto a esto odias el compromiso y buscas seguir en ese estado de serotonina y dopamina (besos, caricias, placer)”, agrega.
DATITO
Al ser una adicción, necesita un tratamiento psicológico y hasta psiquiátrico, pero todo depende de la disposición y qué tanto quiera cambiar la persona.
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