
Mildred Cuyubamba es de Chanchamayo y viajó a Italia para estudiar cocina. Allá conoció a su esposo, Rossano Valentini, un italiano, con quien decidió volver a Perú para dedicarse a la producción del café. Ambos abrieron una cafetería en Miraflores y cuentan que fue muy difícil que la gente acepte los platos italianos, y tuvieron que adaptarse al mercado. Valentini Café tiene quince años en el mercado, cuentan con un laboratorio, locales en Surco, Italia y pronto en el Boulevard de Asia. Rossano nos cuenta la aventura de emprender.
Valentini Café: El origen de un negocio exitoso
Mildred viajó a Italia cuando tenía 15 años, estudió cocina y pastelería. Nos conocimos y formamos una familia; tras la crisis económica de Europa, hizo insostenible seguir allá y decidimos producir café en Chanchamayo. Logramos tener una trattoria y dos conceptos en Lima, pero cerramos por la pandemia. Durante el confinamiento hicimos un taller en casa para hacer pizzas, postres y panes y repartíamos los pedidos, lo que nos ayudó a sobrevivir.
Iniciaron con un local en Miraflores, ¿por qué crees que su propuesta creció tan rápido?
Este es un concepto que va desde la mañana hasta la noche; ofrecemos desayuno, almuerzo, lonche y cena, que es un poco de la cafetería contemporánea, pues no se puede vivir solo de café; es un complemento con autenticidad de los cuatro pilares de Italia: gelato, pasta, pizza y café.
¿Cuál fue la mayor dificultad que tuvieron en sus inicios?
Al inicio, el concepto italiano en Perú nos costó mucho, en la receta y la preparación. Tuvimos que adaptarnos al paladar de los peruanos. A veces, la idea de hacer cosa auténtica tiene que pagar derecho de piso. También fue muy duro para mi esposa, que estudió cocina en Italia y debía modificar ciertas cosas.
¿Qué errores les sirvieron para crecer?
Al inicio no quería abrirme al mercado peruano. Yo tenía una visión tradicional y estricta de la comida italiana, pero luego me abrí a la fusión y tuvimos resultados grandiosos.

Valentini Café: La atención al cliente fue clave para fidelizar al consumidor
Más allá de las redes sociales, el sentido del servicio es lo que hace la diferencia. El cariño y la atención al cliente son la razón por la que la gente regresa. Una sonrisa, el saludo, el bon dia o el arrivederci es lo que no ha cambiado y sigue siendo fundamental.
Tu hija, Lucía está a cargo del local en Italia, ¿qué aporte da a este negocio familiar?
Mi hija viralizó la marca en las redes sociales cuando inventó el famoso cornettone hace algunos años, es responsable ahora del local en Italia, es una persona que crece con nosotros. Además, mi hija menor estudia gastronomía para apoyar al negocio.
¿Con cuántas personas empezaron?
Tenemos en locales y laboratorio 24 personas y empezamos cuatro: mi esposa, yo, dos personas en cocina y en mesa.
¿Qué ofrecen en sus locales?
Empezamos con una carta simple, pues la cocina era muy chica. Ahora tenemos un laboratorio para crear nuestros propios postres artesanales. Contamos con locales en Miraflores y Surco, donde tenemos una carta 80 propuestas; entre pastas, desayuno, platos de fondo, crema, pizza, panes.

Valentini Café: Los dos consejos que debes tener en cuenta si piensas abrir una cafetería
Elijan un trabajo que realmente les guste y que los motiven a seguir. El conocimiento se puede aprender, pero la pasión hará de que ustedes continúen a pesar de existan momentos complicados. Es importante capacitarse y estudiar para que cuando el cliente les pregunte sobre sus platos les puedan contestar.
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