El presidente Pedro Castillo y el exgobernador regional de Junín Vladimir Cerrón tuvieron un enfrentamiento verbal durante una reunión el último sábado 21 de agosto, luego de que el jefe de Estado mencionara que quería renunciar a Perú Libre.
Según el portal Sudaca, el escenario del encuentro entre el presidente de la República y el líder de Perú Libre fue la casa del ministro de Justicia, Aníbal Torres, ubicada en la calle Roma, en San Isidro.
La reunión presencial fue convocada por Castillo Terrones, tras varios días sin comunicación con Cerrón, y se realizó en medio de un cortocircuito entre ambos por las críticas del exgobernador regional de Junín a la designación de Óscar Maúrtua como canciller.
Cerrón llegó acompañado del primer ministro Guido Bellido y Roger Nájar, su mano derecha. Castillo, además de Aníbal Torres, estaba con Auner Vásquez, jefe del gabinete técnico de la Presidencia, y con el constitucionalista Francisco Eguiguren.
Según uno de los testigos de la reunión, Eguiguren fue el primero en pedir la palabra y habló de la conveniencia de la renuncia de Guido Bellido para que el Gabinete Ministerial obtenga el voto de confianza en el Congreso.
Tras el comentario de Eguiguren, Bellido dijo que sólo renunciará si Perú Libre se lo pide. Cerrón comentó que “por ningún motivo” el actual primer ministro debía renunciar, al considerar que eso sería un signo de debilidad frente a la derecha.
Los dirigentes de Perú Libre aprovecharon la oportunidad para cuestionar a los asesores de Pedro Castillo. Incluso Cerrón le reprochó por no colocar como asesor en Palacio a Richard Rojas, dirigente y jefe de campaña de Perú Libre en las pasadas elecciones.
Un testigo del encuentro afirmó que Castillo reaccionó y mencionó que quería renunciar a Perú Libre, agrupación a la que se afilió en septiembre del 2020, obligado por la ley electoral que no acepta invitados, incómodo por la presión ejercida por Cerrón a través de los medios, que lo hacen ver como su subordinado.
El exgobernador de Junín, de acuerdo a las fuentes, le recomendó que pidiese licencia en el partido. Le advirtió también que, de renunciar a la militancia, le haría juego a la derecha y sería visto como un traidor por las bases partidarias.
Según el portal, la reunión acabó sin ningún acuerdo concreto y quien medió para evitar un conflicto mayor fue la excandidata presidencial Verónika Mendoza, quien respaldó a Bellido y se sumó a la movilización convocada por Cerrón el jueves 26.