Política

Historias nunca contadas: Oscorima, el ‘wayki’ que se creía intocable

El periodista de investigación Miguel Ramírez habla del oscuro pasado de Wilfredo Oscorima.
Wilfredo Oscorima

Las andanzas sospechosas de Wilfredo Oscorima y su fanatismo interesado en hacer regalos no son novedad alguna para este columnista. Hoy, el gobernador de Ayacucho ha adquirido notoriedad por los tres relojes Rolex y una pulsera que le regaló a la presidenta Dina Boluarte, pero la primera vez que fue puesto al descubierto ocurrió en 2011, durante su primer mandato en esa gobernación.

Por aquel entonces yo dirigía la Unidad de Investigación del diario El Comercio. Una fuente me contó el pasado sospechoso y la vida llena de lujos que llevaba Oscorima. Le encomendé a Fabiola Torres, una de las mejores periodistas de investigación que tuve a mi cargo, investigarlo en profundidad y rigor.

Tras varias semanas de reporteo puro y duro, como se hacía en esa época sin necesidad de filtraciones de los fiscales, descubrimos que, cuando postuló a la región, les hizo a los votantes una propuesta que no pudieron rechazar: les regaló por adelantado cien soles para que votaran por él.

Vivía en el lujoso hotel Plaza de Huamanga, hacía regalos a la Policía y al Ministerio Público y no cobraba su sueldo. Según testigos entrevistados, decía que los doce mil soles que ganaba los donaba a organizaciones de caridad.

Por ese entonces, se ufanaba de tener ingresos mensuales de S/ 139,500 por sus actividades privadas. Regalaba dinero a manos llenas, entre ellos, a periodistas de la zona. Decía que había sido pobre y de niño lavaba carros.

Lo que ocultaba Oscorima, y eso descubrió la investigación periodística, era que su meteórico y sospechoso ascenso se inició con el negocio de tragamonedas. En 1991 se convirtió en socio de Inversiones Palace S. A., el primer local de ese rubro en Lima. Empezó como un simple empleado, pero —¡oh, sorpresa!— terminó como dueño. Los propietarios eran el millonario Juan José Poblete Vidal y el empresario Antonio García Arias, quienes lo denunciaron por apropiación ilícita, estafa y fraude.

La denuncia fue archivada y la empresa quebró. Pero Oscorima ya tenía otra llamada Diversiones y Salones Musicales, que se dedicaba al mismo negocio. Esta compañía, de acuerdo con la investigación, funcionó irregularmente, protegida por acciones de amparo que impedían la supervisión de las autoridades y el pago de impuestos a la Sunat. Contaba con cuatro empresas más.

Por ese entonces, Oscorima adquirió un lujoso auto Audi valorizado en 187 mil dólares, que se lo regaló a su esposa Rosario Wong.

¿Y ahora qué hacemos?, me preguntó la periodista Fabiola Torres cuando terminó la investigación. “Ve a Ayacucho a entrevistarlo”, le pedí. Cuando volvió, me dijo: “Oscorima se siente intocable, todopoderoso. Tuvo la insolencia de regalarme un retablo ayacuchano. Me parece un pillo. Va a terminar mal”.

Fabiola no se equivocó. Actualmente, Oscorima tiene doce investigaciones por corrupción en el Ministerio Público, incluidas malversación de fondos y negociación incompatible. Este es el ‘wayki’ de nuestra presidenta, ¿qué les parece? Nos vemos el otro martes.

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